Desde la Prehistoria y hasta hace poco más de un siglo, cuando los marineros dejaban atrás las referencias geográficas de la costa, la única manera que tenían de calcular su posición era levantando la vista al cielo. Cientos de patrones y capitanes se formaron en esta ciencia de la astronomía náutica de la mano del profesor Juan José Louro Lojo en el Instituto Politécnico Marítimo Pesquero de Vigo, durante 35 años. El aula, con una bóveda de 8 metros, es un planetario. El primero que se creó en España (1966) y el segundo de Europa, según recogían las crónicas de la época. En él, Louro Lojo recibió ayer a unos alumnos diferentes: los participantes en las actividades de Vigo Pesqueiro.

Son entre 5.000 y 6.000 astros los que puede usar el navegante, pero en la práctica, se valía de una treintena de los más luminosos. No necesita conocerlos todos, lo que tiene que aprender es a identificarlos y localizarlos en el planisferio. Eso sí, "es muy bonito sabérselas de memoria para contárselas a la enamorada", bromea.

La bóveda celeste se utiliza como referencia para navegar desde siempre, pero el profesor cuenta que no fue hasta el siglo XIX cuando marineros, astrónomos y matemáticos determinaron "unas líneas de posición" que permiten calcular la ubicación exacta: "Con un sextante, a medio día, medíamos la altura del Sol y obteníamos la latitud de forma matemática; con el crepúsculo o el amanecer, hacíamos lo mismo y conseguíamos la longitud". Cuenta que el Sol, la Luna o los planetas Venus, Júpiter, Marte y Saturno o la estrella Polar son los astros más cómodos para localizar la ubicación, pero también estrellas brillantes como Altair, Deneb, Vega o Arturo. "Lo que convenga de acuerdo a la posición", explica Louro, que navegó durante años a los grandes caladeros de bacalao de Terranova, en la Marina Mercante y en Vigilancia Aduanera.

Sin embargo, la navegación astronómica fue rápidamente eclipsada por la radionavegación, que surgió poco después y ha evolucionado hasta los actuales dispositivos GPS, de posicionamiento por satélite. Aunque se va usando menos, los patrones de altura la siguen estudiando. "Sigue siendo necesario por si, por ejemplo, un golpe de mar tira con todos los instrumentos electrónicos de un barco", expone y añade: "con los conocimientos sobre la bóveda celeste, un sexante y un cronómetro, nunca te perderás".

A los participantes de Vigo Pesqueiro les presentó el instituto como un "centro referente de la enseñanza marítimo-pesquera en Europa y el preferente en España". Con la cantidad de alumnos extranjeros que reciben, propone que se convierta en una universidad internacional del mar.