No es la primera ni será la última vez que ambos países se enfrenten no solo ya por la soberanía del Peñón sino por las aguas que lo circundan. Madrid y Londres mantienen un contencioso desde hace siglos aunque en los últimos años han mantenido conversaciones para resolver el litigio sobre todo en el aspecto marítimo habida cuenta de los problemas que ocasionan las discrepancias en la gestión de una zona de tan intenso tráfico.

España considera que esas aguas son españolas ciñéndose al Tratado de Utrecht de 1713. Pero entiende que por este acuerdo se cedió solo a la Corona británica la ciudad y el castillo de Gibraltar, junto a su puerto, defensa y fortaleza, pero no el estrecho territorio que une al Peñón con la Península como tampoco las aguas circundantes. En resumen, España solo reconoce a Reino Unido su soberanía sobre las aguas interiores, las portuarias.

Por supuesto que Londres discrepa de esta interpretación. Su gobierno lleva años lanzando diferentes propuestas para solventar el litigio sin que ni una sola fuera aceptada por las autoridades españolas. La última pasa por reclamar para la Corona hasta tres millas náuticas.Apela a la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, firmada con posterioridad al citado Tratado de Utrecht, que otorga a cualquier territorio las aguas adyacentes.

Tal vez en la posición firme que ha mantenido España negándose a ceder ni un solo metro cuadrado de agua resida la razón por la que el Reino Unido haya aumentado la vigilancia sobre este espacio marítimo y aproveche la mínima oportunidad para expresar su opinión respecto a qué Estado pertenecen. El Instituto Español de Oceanografía (IEO) reconocen que los problemas que tienen sus buques para investigar en estas aguas se han recrudecido "desde hace cuatros años".