Los puertos urbanos del mundo reúnen usos muy diferentes con una alta probabilidad de colisionar entre ellos. Más aún, en un enclave como el vigués, donde en apenas 160 km2 conviven diferentes actividades industriales con la pesca o el cultivo del mejillón y una gran presión demográfica. Sin embargo, los estudios académicos en este ámbito son todavía muy recientes. El Campus del Mar, socio fundador de una red internacional de centros de investigación vinculados a la actividad portuaria, ha lanzado una nueva línea de investigación sobre conflictos y gestión en la que busca implicar no solo a los expertos en ciencias marinas y ecología, sino también a economistas y sociólogos.

"La gobernanza es un tema relativamente nuevo en estudios ambientales. Hasta ahora se ha tenido más en cuenta en tierra y asociada a la planificación para infraestructuras. Pero creemos que el Campus del Mar debería reforzar esta área e implicar a más expertos de la rama de ciencias sociales. En el Puerto de Vigo coexisten muchos usos diferentes y este equilibrio y compatibilidad de actividades que por ahora se mantienen tenemos que enseñárselos al mundo", señala el comisionado Emilio Fernández.

El primer paso ha sido un artículo publicado en la revista Maritime Studies junto al resto de socios del World Harbour Project. Los autores han puesto en común los principales problemas de los puertos de Vigo, Sydney (Australia), Qingdao (China), Jakarta (Indonesia), Plymouth (Reino Unido), Auckland (Nueva Zelanda) y Heraklion (Grecia).

"Se trata de conocer las problemáticas de cada uno de ellos y cómo se gestionan. En Yakarta, por ejemplo, están construyendo un dique gigantesco para protegerlo de la subida del mar que está generando problemas con el resto de usuarios. Nosotros elegimos contraponer la concentración humana y el cultivo de moluscos que exige una calidad del agua adecuada. Vigo ya sufrió en su día una multa europea por la contaminación microbiana", explica Fernández, que firma el artículo junto a Gonzalo Méndez.

Ambos constaron además que los problemas de la pesca y el marisco derivados de la contaminación concentran la mayoría de noticias publicadas por la prensa sobre los conflictos sociales de la Ría de Vigo en las últimas dos décadas.

La coexistencia de la producción mejillonera con los usos urbanos también es abordada en la revista Regional Studies in Marine Science, que publica un artículo elaborado por los dos expertos junto a Aida Ovejero y Ricardo Beiras, también de la Universidad de Vigo, y Xosé Antón Álvarez Salgado, del Instituto de Investigaciones Marinas-CSIC.

"Son nuestros primeros trabajos dentro de la red y tratamos de enfocarnos en aquello que hace diferente al Puerto de Vigo. En un área tan pequeña como la nuestra se ha conseguido que coexistan actividades tremendamente distintas y que no serían viables sin los procesos oceanográficos que tienen lugar aquí. El riesgo es que los ciclos globales pueden afectarles", advierte Fernández.

La misión del World Harbour Project, que coordina el Instituto de Ciencias Marinas de Sydney, es que los socios accedan a todo el conocimiento generado y también pongan en marcha experimentos conjuntos. "Uno de los grupos de trabajo está asociado a las infraestructuras verdes. Hay puertos como el de Shanghái donde ya no queda costa natural, todo es hormigón, y esto supone cambios drásticos. Por eso se estudian diferentes formas de construir y materiales capaces de reproducir las condiciones naturales o incluso mejorarlas. Por ejemplo, se están probando bloques de hormigón rugosos para favorecer la colonización de ostras. Y en Boston se estudian organismos que no solo pueden tolerar los metales pesados, sino que son capaces de reducir la contaminación", explica Emilio Fernández.

Otra de las iniciativas es la elaboración de un mapa global de la contaminación: "Aquí sabemos mucho de este tema, pero también los chinos. Se trata de buscar esa conexión para adaptar soluciones".

Y todo este conocimiento redundará en el Puerto de Vigo, que forma parte de la red a través del Campus del Mar. "Es un proyecto que también conecta con su iniciativa Blue Growth. Nuestra relación de trabajo es excelente. La comunicación es muy fluida y ellos están muy abiertos. Ambos nos beneficiamos y esperamos continuar", destaca Fernández.