Nuria Rus se reconoce en una situación límite. Desempleada desde hace tiempo y sin ningún familiar en Vigo, esta madre divorciada de 36 años explica que debido a su falta de ingresos lleva sin pagar el alquiler de su apartamento, en Torrecedeira, desde febrero. Una circunstancia que ha llevado a su casera -asegura- a exigirle que deje la vivienda a finales de octubre. "Ya ha solicitado el desahucio", explica Rus, quien no tiene sin embargo ninguna notificación en la que se le comunique esa medida.

"Tengo miedo de que cuando la reciba sea ya demasiado tarde porque estoy sola", señala esta mujer de 36 años, divorciada desde los 22 y con tres hijos a su cargo: dos jóvenes de 17 y 14 años y un tercero de 21 que -explica Nuria- tiene un trastorno psicótico con una discapacidad reconocida del 65%. Las únicas fuentes de ingresos de la familia son, de hecho, la pensión del joven por discapacidad de 367 euros y otros 312 que recibe para la manutención de las menores.

"He buscado piso, pero es imposible encontrar uno. En las administraciones me dicen que no hay y por mi cuenta no lo consigo", señala Rus. Según detalla, en todos los apartamentos que ha visto se le exige unos requisitos con los que no puede cumplir. Asegura además que ha solicitado la Risga, pero sin éxito. "O pago el alquiler o comen mis hijos", zanja esta mujer, oriunda de Salamanca y vecina de Vigo desde hace ocho años. Su temor ahora es verse en la calle y que le retiren la custodia de sus hijos.