De los alrededor de 8.000 kilómetros de infraestructuras ferroviarias en desuso que hay en todo el territorio nacional, algo más de 2.500 han sido reconvertidos en itinerarios cicloturistas o de senderismo a través de la marca Vía Verde registrada en 1994 por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE). El abandono de la antigua vía de ferrocarril que discurre entre Chapela y Vigo no es una excepción en la geografía española, donde la entrada en funcionamiento de la alta velocidad dejó sin actividad cientos de kilómetros de vías y edificios de estaciones.

La fórmula más sencilla y extendida es la reutilización de los antiguos trazados ferroviarios como sendas para peatones y ciclistas con parques infantiles y canchas deportivas. Es también la solución más económica y la única viable cuando se trata de vías del extrarradio que se adentran en montes periurbanos. Pero el caso de Vigo es distinto porque los casi 8 kilómetros de vía en desuso tras la inauguración del Eje Atlántico discurren entre edificios y se adentran en el corazón de la ciudad hasta Urzáiz, por lo que está sobre la mesa la opción de aprovechar este corredor para mejorar las comunicaciones entre Redondela y Vigo incluyendo algún transporte público a lo largo de la senda.

En junio de 2014 el Concello de Vigo presentó un proyecto en el que se planteaba la convivencia de un autobús público con espacio para viandantes y bicicletas. Esta línea interurbana llegaría hasta la nueva estación intermodal de Urzáiz como alternativa sostenible al tráfico rodado por la AP-9.

Pero con el tiempo han surgido propuestas alternativas como la del ingeniero vigués Juan Álvarez, adelantada en febrero por FARO, y que hace una semana le fue explicada a los vecinos de Chapela. Plantea una línea de tren-tranvía de 94 kilómetros que reutilice el antiguo trazado por Teis hasta Redondela y permitiría mejorar las comunicaciones en el Área Metropolitana con dos líneas hasta Valença y Pontevedra.

Pero antes de definir los futuros usos urge encontrar una solución a la cesión del suelo, que debe llegar de la mano de un acuerdo entre los concellos de Vigo y Redondela con el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif). En otras ciudades estas propuestas de rehabilitación no han supuesto ningún impedimento y el organismo dependiente del Ministerio de Fomento ha cedido el suelo de forma gratuita a numerosos ayuntamientos por largos periodos que oscilan entre los 25 y los 30 años. El coste del desmantelamiento de las vías difiere en función de los casos y forma parte ya de las negociaciones entre administraciones.

Ocho vías verdes que recuperan espacios urbanos

En Barcelona se acaba de inaugurar un jardín aéreo encima del antiguo cajón ferroviario del metro y el tren de cercanías de Sants y en Almería se levantó la antigua playa de vías y se derribó el muro que partía la ciudad en dos para construir un gran parque urbano. La Rede Ferroviaria Nacional (REFER) de Portugal, empresa que gestiona la infraestructuras de vía y apoyo al tráfico, lleva desde el año 2000 promoviendo la reconversión de los antiguos trazados en desuso en vías verdes gracias a fondos europeos.

Pero la necesidad de buscar nueva utilidad para todo este patrimonio infrautilizado no es una necesidad exclusiva de la Península Ibérica. Antiguas estaciones o vías abandonadas se han convertido en reclamos turísticos en las capitales europeas. El Promenade plantée de París es un jardín lineal que discurre por el trazado ferroviario que dejó de utilizarse en 1969. Son 4,5 kilómetros de paseo que cruzan el distrito 12 parisino a diez metros de altura.

Tras más de medio siglo de abandono, Berlín inició en 2006 la recuperación de una antigua encrucijada ferroviaria que se transformó en un inmenso parque de 36 hectáreas y casi al mismo tiempo arrancaban en Nueva York las obras del High Line Elevated Park, que cruza el oeste de Manhattan y permite disfrutar de unas vistas espectaculares sobre el río Hudson.

La alternativa más frecuente en España son las vías verdes sobre terrenos cedidos por Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha (FEVE), pero del diseño tradicional de las sendas peatonales se ha avanzado hacia parques urbanos modernos y en altura. Los ejemplos se suceden.