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Un paraíso en la ría

El Parador de Baiona cumple 50 años luciendo en el espectacular entorno donde se construyó

Los primeros turistas en alojarse en el Parador Conde de Gondomar fueron ingleses. Una pareja que se encontraba de vacaciones. Se iniciaba a comienzos del mes de octubre de 1966 la trayectoria de un hospedaje considerado único por su espectacular construcción, pero también por el entorno. El Decano recogió ampliamente en sus páginas "un acontecimiento vital para el desarrollo del turismo en la comarca". Era una apuesta de calidad que hoy cumple 50 años.

Los documentos de la época reflejan que costó 132 millones de pesetas. Se incluyen la compra del terreno, las obras de construcción del edificio y todos sus anexos y el mobiliario interior y exterior. Quedaba por hacer una ampliación, ya que estaba proyectada una piscina que se inauguró varios meses más tarde. El Parador Conde de Gondomar tenía 68 habitaciones, cuatro grandes comedores y 22 plazas exclusivas para aparcar vehículos. El complejo estaba atendido por 82 trabajadores. La mayor parte de ellos se ocupaban de las habitaciones y otro elevado porcentaje del comedor, un elemento considerado como vital para dar muestra de calidad del parador.

Hospedarse una noche costaba 140 pesetas. El precio también incluía el desayuno, la comida del mediodía y la cena. A todos aquellos que se alojaran allí se les facilitaba un llavero con una concha de vieira. Además, podrían disfrutar de unas instalaciones que contaban con un diseño castellano con un ligero enfoque gallego, según reflejan las crónicas de la época. A ello se debían añadir las interminables alfombras en casi todas las dependencias.

"Un paraíso en la ría", fue una de las frases que utilizaron los responsables del Ministerio de Turismo cuando abrió sus puertas el Parador Conde de Gondomar. Era una de las más grandes apuestas por el turismo de calidad. El proyecto se había iniciado en 1963 cuando se adquirió el terreno. Se elaboraron los planos y también se invirtió dinero en la restauración de muchos elementos que se encontraban en una península de 18 hectáreas de extensión.

Las privilegiadas vistas estaban acompañadas de un recinto amurallado. Se reconstruyó la Puerta Real, y las torres del Reloj, Príncipe y la Tenaza, que hoy en día se pueden observar. El parador era el epicentro de todo el complejo, al que se dotó también de jardines. El recinto, que había sido un castro, fortaleza militar y también residencia del Conde de Gondomar, cuenta en la actualidad con un paseo de tres kilómetros, la mayor parte de ellos muy cerca del mar.

El Parador Conde de Gondomar sufrió una amplia reforma en 1998, pero conservó toda su esencia de antaño. Por ese lugar pasaron numerosas personalidades de la vida pública española e incluso internacional. Hace poco tiempo se celebró la Cumbre Española-Portuguesa con la presencia de los primeros ministros de ambos países.

La inauguración del complejo no era casual. Se había invertido mucho dinero y esfuerzo y formaba parte de un amplio plan del Gobierno de dotar a España de complejos turísticos de gran calidad. El que estaba en Baiona formaba parte de un ambicioso proyecto que incluía la construcción de otros en Verín, Villalba y Tui. Todos ellos se inauguraron en los años posteriores.

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