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Fallos de competitividad en los muelles comerciales

Leixões arrebata a Vigo 50.000 toneladas al año de pesca congelada por trabas burocráticas en Guixar

-Empresas viguesas prefieren pagar el transporte desde Portugal antes que arriesgarse a la retención del contenedor -En la terminal portuguesa, con dos inspectores, despachan el mismo número de depósitos que en Vigo con catorce

El buque de Hapag-Lloyd, "Barcelona Express" tras zarpar ayer de la terminal de contenedores. // R. Grobas

Sólo de pescado congelado el Puerto de Vigo pierde cada año 50.000 toneladas que empresas locales reciben a través de Leixões. Por paradójico que parezca, a los intermediarios de mercancías perecederas les compensa pagar el transporte por carretera desde la terminal portuguesa antes que arriesgarse a la retención de sus contenedores en Guixar. Como reveló ayer FARO, las trabas administrativas de los distintos departamentos responsables de las inspecciones en el recinto vigués (Sanidad Exterior, Aduanas, Soivre...) dañan la competitividad del puerto en un tráfico como el de contenedores ya tocado por la marcha gradual de Maersk a Marín. Los consignatarios avisan que la excesiva y lenta burocracia en el recinto vigués "ahuyenta las inversiones" y las señalan como "tapones" que entorpecen su actividad.

La estimación de las toneladas que de media arrebata cada año Leixões a Guixar parten de la Cooperativa de Armadores de Vigo. Esas 50.000 toneladas representan el 8% del volumen total de pescado congelado que llega al puerto de Vigo (situado en unas 600.000 toneladas año), y que equivaldrían a unos 2.000 contenedores. El presidente de los armadores, Javier Touza, teme una "tendencia negativa peligrosa" tras analizar los datos referentes a lo descargado entre enero y julio, periodo que arroja 47.000 toneladas menos respecto al mismo de 2015. Y no es que la flota pesquera redujese sus capturas. "Los volúmenes de importación se mantuvieron estables", constata. Su sospecha es que si no todo, sí al menos una parte importante de esas toneladas con destino Vigo entraron por Leixões por esa "multiplicidad de trámites" en Guixar que espanta a las operadores.

Datos estos lo suficientemente reveladores para que el Puerto se vea obligado a reaccionar. El presidente del Puerto, Enrique López Veiga, ya ordenó investigar "en profundidad" las causas del desvío de mercancías a Portugal, un documento que se propone exponer en el Consejo de Administración de la próxima semana. "No voy a tolerar ni huelgas de celo ni caprichos. Mi paciencia se agotó, llegó al límite", advirtió ayer el dirigente portuario.

Para Touza, "es necesario replantearse seriamente el funcionamiento del puerto y tenemos que adoptar medidas efectivas o será muy difícil que empresas con plantas aquí instaladas sigan ofreciendo precios competitivos o sigan suministrando materia prima", argumenta.Como de forma unánime interpretan los operadores consultados, al portavoz de los armadores le resulta "muy extraño que entre por Portugal mercancía con destino Vigo cuando aquí se han hecho mejoras evidentes en cuanto a instalaciones. Así que algo tiene que estar fallando", concluye.

Una opinión que comparte el gerente de la consignataria Comarsa.Titus Van Lieshout dice que en Leixões hay inspecciones comunitarias como en cualquier puerto, lo que ocurre es que "a diferencia de aquí, allí son colaborativos". "El primer enfoque de los funcionarios de Guixar es qué has hecho mal", explica. En consecuencia, por normal general, se retrasa el despacho del contenedor hasta el punto de que, como resume Juan Martínez, de la consignataria Kaleido, "en Vigo sabes cuando llega un contenedor, pero no cuando lo puedes sacar del puerto".

Lieshout y Martínez son a su vez accionistas de Vigo Fresh Port, la terminal hortofructícola abierta hace un año en Guixar con el objetivo de captar tráficos regulares de perecederos. La actividad de estas instalaciones, en las que invirtieron más de un millón de euros, no acaba de despegar. En parte por las criticadas trabas administrativas. La franqueza con la que se expresa Juan Martínez lo dice todo: "Si supiéramos antes que nos encontraríamos con estos problemas no lo hubiéramos puesto en marcha", revela, hastiado de tropezar con incontables inconvenientes, "ahora de Aduanas, después de Sanidad Exterior, de Soivre...", enumera.

Titus asegura que estuvieron a punto de hacerse con un importante cargamento de naranjas procedentes de Sudáfrica. Todo estaba a punto; los contactos hechos y las toneladas comprometidas. Pero al final las exigencias documentales de las distintas administraciones echaron al traste la operación para importar esa mercancía de cítricos, "que seguramente otros puertos, como Leixões, se llevaron".

Es sólo un ejemplo más. El celo de los funcionarios de Guixar genera situaciones surrealistas. Como el rechazo de contenedores que ni siquiera salieron del barco atracado en Vigo. La causa: documentación incompleta. Así que fueron transbordados a otros rumbo a Leixões y de allí llegar en carretera hasta Vigo. "El peso de las inspecciones es excesivo", lamenta el consignatario holandés.

Por término medio, un contenedor en Guixar tarda en despacharse entre dos o tres días. En raras ocasiones puede que en día y medio, pero también en 10, y eso sí que no es excepcional. "Por eso hay aversión a enviar por Vigo, porque tiene fama de puerto lento e inseguro", denuncia Juan Martínez. En Leixões, los depósitos de perecederos llegan a puerto en un día y como mucho al siguiente ya está saliendo del recinto. Allí hay menos medios y personal y pese a ello dos inspectores despachan en una jornada tantos contenedores, entre 40 y 60, como los 14 funcionarios de Vigo, "e incluso con menos bocas de PIF", añade Juan Martínez.

"Nada ha cambiado"

Lo anunciado en su día, de que la Ventanilla Única acabaría con ese farragoso proceso documental que acumula un sinfín de papeleo para un solo contenedor, o que el aumento del número de bocas acabaría con el colapso de los Puestos de Inspección Fronteriza (PIF), se descubre ahora como una realidad poco menos que virtual, ficticia. "Nada ha cambiado. Hay falta de cooperación entre las administraciones y son demasiados los organismos que intervienen en el control de las mercancías alimentarias, y cada una con criterio diferentes", razonan los consignatarios.

El retraso en la entrega de las mercancías o el rechazo conlleva un importante perjuicio económico para las empresas. Al tratarse de contenedores de perecederos, para mantener el interior a una temperatura fría requieren de conexión a la red eléctrica. El coste de la estancia en la terminal de uno de estos contenedores -denominados reefers- a la espera del plácet de los inspectores puede rondar de 80 a 100 euros por día. De esta manera, tener 10 depósitos retenidos en puerto puede superar los 10.000 euros. Y no se han dado solo un caso sino bastantes como este.

Todos los consultados coinciden en que este errático funcionamiento, muy lejos de los estándares competitivos, ahuyentan las inversiones. Muchas empresas hace tiempo que operan con el puerto de Oporto, hartas de los impedimentos de Vigo. Prefieren pagar 100 euros más por traer la mercancía por carretera desde Portugal. "Así saben cuándo pueden disponer de ella exactamente y no quedan mal con sus clientes", cuenta resignado un intermediario vigués desde hace un tiempo habituado a hacer los trámites con Leixões.

La última pega de los inspectores: rechazan los certificados de Argentina porque se borra la tinta

  • Empresas despachantes de mercancías están convocadas por Conxemar a una reunión "urgente" para hoy ante la "delicada situación" que afrontan los contenedores procedentes de Argentina por la penúltima pega de los inspectores vigueses. Resulta que los funcionarios del Puesto de Inspección Fronteriza (PIF) no aceptan una serie de certificados emitidos por las autoridades sanitarias de la Patagonia. No por su contenido, o si está bien o mal expedido, sino por la tinta. Por chusco que parezca, el celo inspector respecto a esta cuestión estilográfica ha generado una "grave situación", como así consta en la convocatoria de Conxemar.Tal debe ser la importancia del asunto o los perjuicios que ya está ocasionado que la organización empresarial se ha visto obligada a organizar esta cumbre urgente a escasos días de inaugurar la mayor feria de Vigo, la del congelado, en el Ifevi. El motivo de la cita, concreta la invitación, es establecer "una estrategia de actuación ante la no aceptación por parte del PIF del Puerto de Vigo de certificados sanitarios procedentes de Argentina por un supuesto defecto de impresión" que ya este país dice que se niega en redondo a corregir. Así lo deja claro el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) del Centro Nacional de la Patagonia Sur. En un documento adjunto a la convocatoria de Conxemar, Senasa comunica a las empresas viguesas que "no emitirá certificados de reemplazo por este motivo". Alega que estos certificados se entregan "legibles y no poseen ninguna alteración en su tinta".

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