El intenso calor no detuvo a las carrilanas que se agolparon en la parroquia de Valladares y, a las cuatro de la tarde, comenzó la vertiginosa Bajada de carros de bolas de Freixo. La prueba, a punto de hacerse mayor de edad -cumplió su decimoséptima edición-, reunió en la carretera de San Xoán a cerca de 70 participantes y 40 vehículos.

Como ya ocurrió en los años anteriores, los encargados de inaugurar la competición fueron un grupo de chicos vigueses. La organización les permite realizar la primera bajada porque "suelen ser los más divertidos". En esta ocasión acudieron vestidos de bebés y con su carro transformado en una cuna.

La Bajada de carros es una competición en la que los que no ganan también obtienen premios. Por un lado, al ser un descenso en el que se alcanzan velocidades muy elevadas, uno de los trofeos recae en el vehículo que haya tenido el accidente más espectacular, y siempre es uno de los más celebrados por el público que llena los arcenes de la carretera.

También destaca el premio para el carro más original, lo que despierta la imaginación de los participantes, que además de conseguir que su bólido sea el más veloz, deben lucirlo con colores y distintivos que saquen una sonrisa al jurado del evento. En esta edición destacó el carro "Vamos a la playa", donde los participantes se ayudaron de varios elementos veraniegos para decorar su vehículo.

Pese a ser una prueba fundamentalmente lúdica, algunos de los asistentes llevan varios años compitiendo en este tipo de eventos e incluso existen federaciones autonómicas, nacionales e internacionales.

La carrera de Valladares no entra dentro de ningún calendario oficial, no obstante, cada vez son más los adeptos que se acercan a esta parroquia viguesa para lanzar sus carros cuesta abajo en un descenso que promete seguir sumando participantes en próximas ediciones.