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Una estatua con historia

La inaguración del monumento de homenaje a José Elduayen congregó en Vigo a miles de personas de toda la provincia para asistir a unos actos que duraron todo el día

La estatua que se inauguró en el mes de agosto de 1896. // José Lores

La fecha señalada fue el 24 de agosto de 1896. "Un día para la historia en el que se reconoce el trabajo, esfuerzo, dedicación y compromiso de José Elduayen Gorriti con esta ciudad", dijo Marcelino Astray Caneda, el alcalde vigués en su alocución. Quedaba inaugurada la estatua que se colocaría en el Arenal, aunque después fue trasladada a otro lugar, el que ocupa hoy en día. Miles de personas participaron en los festejos que duraron hasta el amanecer. No fue un acto cualquiera. Fue algo más que especial.

El Decano relata en sus páginas la importancia del evento. Describe como varias bandas de música recorrieron las principales calles de la ciudad desde primera hora de la mañana. Al mismo tiempo, a la estación llegaban numerosos trenes especiales desde Pontevedra y Ourense con miles de personas. Entre ellas figuraban los alcaldes de casi todos los ayuntamientos de la provincia, empresarios y representantes políticos de diversas instituciones, como diputaciones y gobernadociones civiles.

En la casa consistorial viguesa se realizó un acto institucional. El salón habilitado estaba lleno desde una hora antes. A las doce del mediodía, las autoridades se dirigieron al Arenal. Allí descubrieron la estatua diseñada por Jenaro de la Fuente. Fue el momento más importante del día. Además, se leyeron varios discursos.

Entre ellos figuraba una carta de José Elduayen, que no pudo viajar a Vigo debido a su delicado estado de salud. Escribió una carta en la que, entre otras cosas, decía: "Considero la alta y extraordinaria expresión de amistad y cariño que en toda la provincia y especialmente en Vigo, en la noble y querida tierra de mis esfuerzos y de mis predilecciones constantes, es honrado mi nombre y enaltecida mi persona. La elocuencia abundante con que el corazón siente suele ser mal servida por la palabra. Así yo digo a la nobleza de vuestro espíritu el apreciar de que suerte y en cuan amplia medida van hacia Vigo en este día más puros y más fervorosos sentimientos, dispuestos siempre, pero naturalmente fortalecidos ante el vivo homenaje que ese pueblo, que es para mi un grande hogar, intenta salvar del olvido mi nombre y mi recuerdo".

Por su parte, Marcelino Astray Caneda, alcalde de la ciudad, dijo en su alocución que "todo cuanto progreso se ha realizado en Vigo, es obra suya; por eso, con muchísima razón, que Vigo después de a Dios, todo se lo debe a Elduayen".

Después de inaugurarse el monumento, se inició un desfile cívico en el que participaron miles de personas y numerosos colectivos. Estaban representados las asociaciones culturales, sociales y también de trabajadores, como panaderos o marineros. La fiesta siguió hasta altas horas de la madrugada en la misma zona. En el Decano se hablaba de las miles de personas que acudieron a la verbena. La estatua quedó instalada en el Arenal, en una zona que se había ganado al mar en parte debido a las gestiones del Marqués del Pazo, el título que también tenía José Elduayen.

Nació y murió en Madrid. Desde muy joven se instaló en Vigo. Eso le hizo luchar desde sus puestos de responsabilidad política el crecimiento de la ciudad. Estuvo treinta años como diputado y fue ministro de cuatro carteras, Hacienda, Ultramar, Estado y Gobernación. Presidió el Senado, fue Gobernador del Banco de España y también Gobernador Civil de Madrid. En Vigo dejó una huella imborrable. Promocionó la construcción del ferrocarril hasta Ourense, el trayecto hacia la frontera de Tui, colaboró activamente en la realización del Hospital Municipal, promocionó el desarrollo portuario con numerosas inversiones y planes de crecimiento, además de auspiciar el desarrollo de varias calles en la ciudad. Fue uno de los que ayudó en el diseño del cementerio de Pereiró. Precisamente en ese lugar está enterrado. Falleció en 1898 y su restos mortales fueron trasladados a Vigo en un tren especial. Su entierro constituyó una gran manifestación de luto.

Su legado todavía es hoy visible, con la estatua en el parque de las Avenidas y una calle con su nombre. Las referencias históricas dicen de él que acumuló una fortuna de 250 millones de pesetas.

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