La cabina de teléfono es un elemento icónico de las calles de cualquier ciudad en el siglo XX. Durante años, fue el único medio de miles de personas para hacer una llamada, pero la popularización de los móviles supuso una revolución en la forma de comunicarse y la sentencia de los teléfonos públicos.

La compañía Telefónica es responsable de garantizar el denominado servicio universal de telecomunicaciones. Es decir, debe mantener cierto número de cabinas para uso público, según dicta el artículo 32 del Real Decreto 726/2011. Esta ley expira el próximo 31 de diciembre, lo que en la práctica significaría la desaparición del servicio.

Aunque la retirada de las cabinas es todavía una incógnita, un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), remitido el pasado marzo al Ministerio de Industria, aconsejaba terminar con la obligación del servicio universal.

En el documento se respaldan en el claro declive de la demanda, la baja rentabilidad y el incremento de los costes de su prestación, que en 2013 alcanzó los 19,5 millones de euros. Además, según el informe, el 88% de las personas encuestadas manifestó que nunca había utilizado los teléfonos públicos.

Diferentes modelos

Un mapa de CabitelCabitel, filial de Telefónica, permite buscar las cabinas operativas en cualquier localidad. En la ciudad olívica se contabilizan 156 teléfonos públicos de diferentes modelos: con techo azul piramidal o abiertas al exterior.

En el centro de Vigo se concentran la mayoría: 81 cabinas. Las demás se reparten por los distintos barrios, aunque en algunos, como Beade o Cabral, no disponen de ninguna.

Por otra parte, podemos encontrar varios teléfonos a escasos metros en las calles más extensas y transitadas. Por ejemplo, nueve operan en la Travesía de Vigo, cinco en la kilométrica Urzáiz, cuatro en la calle Venezuela, cuatro en la calle García Barbón y tres en la Avenida de Camelias.

El máximo histórico en España se remonta al año 1999, cuando el número de teléfonos públicos ascendía a más de 65.000 repartidos por todo el territorio. En abril de 2016, el número era de 19.600.

Las cifras que maneja Telefónica suponen una caída media interanual del 32% en los últimos tres años. La compañía apunta a que es un "fenómeno previsible", ya que a pesar del crecimiento de las telecomunicaciones, los usuarios de cabinas "tienen a su alcance y utilizan los servicios móviles".

En la actualidad, existen en España cerca de 19.000 teléfonos públicos frente a 50 millones de líneas móviles.

Los públicos dan servicio las 24 horas del día, 365 días al año. Siempre tienen cobertura y no necesitan batería, los dos principales problemas de los móviles, especialmente en zonas de montaña. No obstante, no pueden hacer competencia a las prestaciones de los smartphones y a aplicaciones como Whatsapp, Skype o Facetime.

En algunas partes del mundo, las cabinas están en pleno proceso de reconversión. Los espacios acristalados sirven como puntos de carga de móviles, acceso a WiFi o de recarga de coches eléctricos. Las emblemáticas telephone box rojas británicas se venden por 2.400 euros a particulares como decoración para el hogar.

Hay vida más allá de las llamadas telefónicas, aunque hace un par de décadas nadie lo pensase.