Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Talento artístico por encima de la ley

Tres funcionarios combinan su trabajo en los juzgados con la narrativa o la pintura

Talento artístico por encima de la ley

¿Qué hace un funcionario judicial metido a escritor? Amadeo López Cobas responde sin dudarlo. "Matar una pasión extraordinaria aprovechando las tardes libres que tengo", resume. Y bien que ha exprimido ese tiempo. Con nuevos "retos" ya muy avanzados, este noiés de 50 años afincado en la urbe olívica está inmerso en la promoción de su última obra, "A cacería", una novela dirigida a público juvenil que le publicó la editorial Xerais tras ganar la quinta edición del Concurso de Novela Curta Cidade Centenaria de Ribeira. Y él no es el único funcionario de los juzgados de Vigo que emplea horas y entusiasmo en algo que se ha convertido ya en algo más que una afición y que nada tiene que ver con los expedientes judiciales entre los que se mueven a diario en los tribunales. Teresa Fidalgo Suárez, una enamorada de los óleos que hizo varias exposiciones con sus pinturas, o Miguel Ángel Martínez Nóvoa, que publicó libros de poesía, son otros dos buenos ejemplos de ello.

Con 17 años, tras leer a Bécquer, empezó a escribir poesía. Después llegaría su primer relato corto. Y en 2001 se estrenó con una novela: "Un amigo en el Galacho". Desde entonces ya van 15 publicaciones, entre libros propios y relatos en obras con más autores. "Me gusta ser versátil, que el trabajo siguiente sea distinto al anterior", describe Amadeo López. Con su última novela, "A Cacería", dio un paso de gigante. Publicar en Xerais: "Es otro nivel, es llegar a la primera categoría en Galicia".

Y tiene muchos proyectos por delante. Uno será una novela de aventuras con trama histórica. Otra publicación formará parte de una colección de 8 libros que saldrá a la luz en otoño de la mano de Editorial Elvira y que abordará la historia de Vigo "de una forma distinta". El escenario del que escribe él son las Islas Cíes y la trama, "la aventura de un chaval y sus peripecias". Y ultima un cuento infantil. ¿De dónde saca el tiempo este funcionario que trabaja en uno de los juzgados de Instrucción de Vigo, el 7? "No es que solo dedique las tardes; cuando estoy metido de lleno en un proyecto puedo llegar el viernes a casa del juzgado y no pisar la calle hasta el lunes", afirma. Acaba "agotado" pero "feliz".

Poesía

En otra sala de Instrucción, la 3, es funcionario Miguel Ángel Martínez. Natural de A Coruña de 54 años, se siente oriundo de A Limia (Ourense) y vive en Vigo desde 1992. Su pasión es la poesía y publicó obras como "Holocausto Limiao", "Voces da Limia" o "Ecos do Xurés". Su seudónimo es Miguel Marvoa DaLímia. "Na adolescencia comecei a plasmar no papel as miñas vivencias", dice de sus inicios. ¿Es fácil compatibilizar su trabajo judicial con la escritura? "A inspiración dun poema aparece en calquera momento; no meu caso, tomo nota rapidamente dese instante fecundo e logo na casa, xa con máis tempo, desenvolvo os meus escritos", cuenta.

¿La temática de sus obras? "Falo de min, da miña óptica sentimental", relata. "O maltrato foi sempre o eixo dos meus poemas. Escribín sobre a destrución absurda da natureza, sobre a prepotencia e o cinismo dos gobernantes, do seu abuso de poder, da arrogancia e a chulería de certas institucións... Pouco avancei", dice. En la publicación de sus libros le ayudó la asociación Alga, Activadores da Lingua. "Principalmente quen me comprou os libros foi xente coñecida, que quixo apoiarme", afirma.

Y en los juzgados de Vigo también hay afición por la pintura. Teresa Fidalgo, de 53 años y funcionaria en Penal 2, ha creado ya más de 80 cuadros. "Desde pequeñita me gustaba dibujar", confiesa esta mujer natural de A Cañiza y con residencia en Vigo. Pero no fue hasta hace nueve años cuando se decidió a aprender las técnicas. Hasta entonces la carrera de Derecho primero y las oposiciones, el trabajo y los niños después no le dejaban demasiado tiempo libre. "Lo que más hago es óleo, y algo también en pastel y carboncillo", cuenta. "Cuando salgo saturada de los juzgados pintar me ayuda a evadirme; es algo que me encanta", confiesa.

Hizo exposiciones y vendió obras. "En los juzgados bastantes compañeros tienen cuadros míos", afirma agradecida. ¿Qué quiere contar con sus creaciones? "Me encanta que reflejen las situaciones de distintos países y culturas, aún hay muchas diferencias sociales; quiero que la gente disfrute con mis cuadros, pero que también reflexionen sobre lo que ven", afirma. Algunas de sus pinturas adornan las paredes al lado de su mesa en los juzgados.

Compartir el artículo

stats