El Centro de Protección de Menores estaba tutelado por las Hermanas de la Caridad. Es uno de los aspectos que más se destacaron del acto de inauguración que se desarrolló en sus instalaciones presidido por Antonio Iturmendi Bañales, el entonces ministro de Justicia. También tuvo un importante protagonismo Salvador de Puente y Conde de Lana Peña, el entonces alcalde de Vigo. Ambos destacaron la importancia de ayudar a la juventud, de impulsar obras sociales y también de que se les ayudara a integrarse en la sociedad. El centro acogería a menores de toda la provincia, un detalle que queda demostrado en la presencia de autoridades de otros municipios.
La 'Gota de Leche', ubicado cerca en la ladera del monte del Castro, costó doce millones y medio de pesetas, según la información que se publicó ese día. El Ayuntamiento de Vigo había adquirido el solar, por el que pagó seis millones. Debido al desnivel del terreno, tuvo que invertir medio millón más en acondicionarlo antes de comenzar la obras. Los trabajos de construcción, que fueron complicados en algunas fases, se desarrollaron durante dos años. La Diputación de Pontevedra, según algunos informes, aportó algún mobiliario. Otra parte del presupuesto fue pagado por el Gobierno.
El edificio había sido diseñado por Antonio Comingues, un prestigioso arquitecto de la época. Destaca por la amplitud de su fachada y también por una distribución interior con amplios espacios y otros de menor volumen "pero muy prácticos", según se hace referencia en el proyecto. Además, se amplió la idea inicial y se consolidó un pequeño jardín en el exterior y se construyeron algunos anexos que sirvieron como almacén durante muchos años.
A pesar de que se cambió su nombre por el de Centro de Protección de Menores, lo cierto es que los vigueses lo conocen por la 'La Gota de Leche'. Esta institución llegó a Vigo a finales del siglo XIX y fue el ayuntamiento el que apostó por esta iniciativa por la grave crisis económica que padecía la ciudad. Buscó y encontró un modelo que se había instaurado en Francia y que ya se había instalado en España. Vigo era de las pocas ciudades que no poseía algo similar.
Los responsables municipales presionaron en aquellos años al Gobierno hasta que consiguieron una subvención para que los niños pobres pudieran recibir alimentos en la Casa de la Caridad. Allí trabajaban las Hermanas de la Caridad. Muchos empresarios y vecinos de Vigo aportaron donaciones para su funcionamiento. Fue un ejemplo de solidaridad durante muchos años. Según algunas crónicas de la época, a finales del siglo pasado ofrecían 30.000 comidas al mes.
El nombre de La Gota de Leche no era casual. En un primer momento se dedicaban a repartir y ofrecer leche a los recién nacidos y también a jóvenes hasta cierta edad. Sin embargo, con el paso de los años esa labor social se amplió a familias enteras. Para poder pagar todos los gastos, se desarrollaban festivales benéficos, muchos de ellos en el Tamberlick, y también actuaciones en diversas instituciones, como el Náutico de Vigo o el Círculo Mercantil.
Uno de los aspectos más llamativos era el compromiso de los empresarios. Muchos de ellos no donaban dinero, sino sus productos. Los más activos en ese aspecto eran aquellos que se dedicaban a la fabricación de conservas. Incluso durante mucho tiempo enviaban una cantidad mensual a la institución. Algunos ofrecían excursiones a los jóvenes allí alojados, o meriendas por la tarde. Todo ello queda reflejado en las crónicas de la época. El Centro de Protección de Menores, desde el 1961, siguió funcionando de manera regular. Sin embargo, desapareció de sus atribuciones y comenzó una nueva época . Se le quiso dar diversos usos, incluyendo ser sede de la Policía Local.
