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El dilema de Balaídos

El Celta busca con urgencia una alternativa ante la imposibilidad de disponer de la nueva grada de Tribuna para el estreno liguero

Aspecto actual del estadio de Balaídos. // Marcos Canosa

La noticia de que el estadio de Balaídos no dispondrá de la nueva grada de Tribuna como mínimo hasta el segundo partido de Liga -previsto para el 11 de septiembre- obliga al Celta a buscar una alternativa de modo urgente para solventar el compromiso que le espera el lunes 22 de agosto, fecha en la que debe estrenarse en el Campeonato Nacional de Liga ante el Leganés en Vigo.

Desde el Concello se planteaba como solución más probable para ese partido la de reubicar a los abonados de Tribuna en las restantes gradas del estadio. Esta alternativa sin embargo no parece tan sencilla como la pintan desde el Gobierno municipal. Hace días, cuando el Celta anunció la posible cancelación del Memorial Quinocho por culpa de las obras, los dirigentes del club habían insistido en que no hay sitio para ubicar a los aproximadamente 5.000 abonados con los que cuenta ahora mismo la nueva Tribuna ya que la capacidad del estadio queda por debajo del número de socios que tiene el Celta en estos momentos. Y eso sin entrar a valorar el proceso que habría que afrontar para compensar a los abonados de Tribuna o cómo se solucionan problemas como el de la falta de megafonía, luz o marcadores, sin los que no se puede celebrar un partido de fútbol.

Al Celta le queda entonces la posibilidad de encontrar otra alternativa diferente. Una de ellas es la de marcharse a jugar el partido a otro estadio. En Galicia solo Riazor ofrece espacio para que entren todos los abonados del equipo vigués y resulta descabellado pensar en esta opción. Portugal, que tiene estadios en el norte como el de Braga con capacidad suficiente podría ser la solución, pero la Liga tendría que conceder un permiso especial y tampoco es un escollo sencillo de superar.

La última alternativa que se le plantea al Celta es la de solicitar a la Liga de Fútbol Profesional un cambio en el calendario y que se invierta el orden en esa primera jornada. De este modo el Leganés jugaría como local y el partido se celebraría en el Nuevo Butarque de la localidad madrileña. Así, los de Berizzo jugarían los dos primeros partidos lejos de Balaídos. Eso, sumado al parón liguero que se produce en el primer fin de semana de septiembre por los compromisos internacionales de la selección española, concedería de margen hasta el 11 de septiembre (fecha en la que el Atlético de Madrid visita Balaídos en la tercera jornada) para que la nueva grada esté en condiciones de ser usada. Cualquier retraso después de esa fecha pondría al Celta en una situación alarmante de cara a la Liga y a la Europa League, cuyo estreno está previsto para el 15 de septiembre.

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