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Hallazgo para el patrimonio cultural

Un acantilado de Cabo Estai alberga los restos de una mina de la época prerromana

Localizada en un acantilado, muestra todas las secciones de una antigua explotación, "lo que la hace única", afirman

La erosión del mar ha permitido identificar en Cabo Estai los restos de una mina antigua que los investigadores atribuyen a un yacimiento de oro de la era prerromana. El geólogo Óscar Pazos y el arqueólogo Gustavo Pascual ya han informado del hallazgo al Concello de Vigo y la Xunta para solicitar la ampliación del estudio sobre este tramo de acantilado de unos 100 metros de longitud por 10 de altura. Una pared que presenta unas "características únicas" , con una estratigrafía completa que describe la evolución de una explotación minera, desde su comienzo hasta su abandono. Ahora los análisis en laboratorio de los restos de materiales encontrados entre los escombros derivados de la excavación permitirán demostrar si, como sospechan los responsables de la investigación, se trata de la "primera evidencia" de un yacimiento aurífero previo a la conquista hace 2.000 años de Augusto, el primer emperador romano.

Aspecto general del yacimiento. // A.O

La existencia de minas antiguas de oro en el sur de Pontevedra es sobradamente conocida aunque hasta los recientes trabajos del arqueólogo del CSIC, Brais Currás, apenas habían merecido atención arqueológica. Pero todos los yacimientos se encontraban en el interior de la provincia, y el más cercano a Vigo, en Tomiño. En este municipio, el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) llevó a cabo un estudio para valorar su importancia y acabó por fijar una reserva de derechos mineros en esta localidad del Baixo Miño, lo que da una idea de lo que hay en ese subsuelo o lo que podría haber. "Hay unas cuantas explotaciones romanas catalogadas por Patrimonio pero ninguna en la costa y nada parecido a lo de Cabo Estai", afirma tajante Pazos. Detrás de un dique de cuarzo que permanece intacto se aprecia el tajo abierto por el mar en una ladera formando lo que los investigadores consideran como "el mejor ejemplo de minería, creemos que de oro, en el noroeste de la Península Ibérica".

Pazos y Pascual apoyan su argumentación en la creencia de que existe una continuidad en la minería en la zona de Rías Baixas y el litoral gallego. "Estaría ligada al comercio de metales con el Mediterráneo que se remonta al comercio del estaño y que entronca con el mito de las Casitérides, llega a su apogeo en la romanización y el desarrollo final de la cultura castreña, llevando las minas desde el mar hacia el interior remontando el Miño". Bajo esta teoría, aventuran que "si la mina de Cabo Estai nos da una fecha anterior a las guerras cántabras, probaremos que la minería comenzó en el litoral antes que en el interior, y toda nuestra hipótesis histórica tendrá más peso", agregan. Y aunque no fuera así, afirman que "no quita ningún interés al yacimiento en sí, que muestra una estratigrafía completa de una explotación minera, algo muy difícil de encontrar en cualquier otra parte", puntualizan.

"Características excepcionales"

Convencidos de que se trata de una mina de oro, para confirmar sus sospechas faltaría por hacer una serie de costosos análisis. Esta fase crucial de la investigación requiere de financiación, por lo que ahora están llamando a las puertas de muchas instituciones públicas y hasta de empresas privadas. En las peticiones dirigidas a captar apoyos económicos exponen los principales motivos de ahondar en el conocimiento sobre una zona que "muestra la evolución de la mina desde su comienzo hasta su abandono, con los escombros del machaqueo de la roca justo encima del dique portador de la mineralización". " Es imposible ver algo así en ninguna otra mina antigua conocida, ni siquiera en el Bierzo o León", insisten.

Los dos investigadores hablan de unas "características excepcionales". Erosionado por el mar, afirman que en el acantilado pueden verse "restos de las mineralizaciones explotadas ligadas a un gran dique de cuarzo". Además, las escombreras descansan sobre una playa fósil, "lo que añade un interés geoambiental a efectos de estudios de variaciones del nivel del mar y de paleoclima".

Restos del dique de cuarzo machacados por los mineros entre los escombros. // A.O

Al margen del espectacular aspecto, hay contenido en la mina que refuerzan sus sorprendentes hipótesis. Por ejemplo, restos de carbones, "seguramente usados en las labores mineras para partir la roca". "La presencia de estos minerales permite datar el inicio de la explotación, lo que es muy inusual, bastando además una mínima intervención sin necesidad de excavación o apertura de sondeos", indican.

A estos motivos añaden otros que abundan en lo extraordinario del enclave y no solo para los expertos en la materia. "Es un auténtico museo natural al aire libre", incide sin ocultar su fascinación Óscar Pazos. Mientras señala los diferentes estratos de la mina antigua y recoge de entre los escombros restos de carbón, el geólogo defiende el "enorme interés" de lo identificado en Cabo Estai: "Tanto desde el punto de vista de la investigación científica e histórica como incluso didáctica a efectos de explotación turística porque es visitable tal cual está sin necesidad de intervención alguna".

Los carbones son un indicio de los fuegos usados por los mineros para quebrar la roca. // A.O

Su localización refuerza esa propuesta de los investigadores de que pueda convertirse en un punto de atracción turística. Se encuentra sobre terreno público, dentro del deslinde marítimo-terrrestre, en un lugar visible desde el mar y accesible desde tierra. Bordeando la sede del centro del Instituto Español de Oceanografía (IEO), existe un camino que conduce sin dificultad al pequeño arenal sobre el que se asienta el yacimiento.

También las condiciones y ubicación del terreno aumentan las posibilidades de abordar una investigación más en profundidad sin disparar la inversión. En la solicitud de subvención formulada a la Concejalía de Patrimonio Histórico para el "Estudio Geológico-Arqueológico del yacimiento para su inclusión en el Catálogo Arqueológico Provincial y en el Inventario de Lugares de Interés Geológico", Óscar Pazos y Gustavo Pascual presupuestan los trabajos en poco más de 4.000 euros.

En la relación de este presupuesto incluyen los análisis que determinarán la fecha y el tipo de minerales. Pruebas de laboratorio imprescindibles para aclarar algunas cuestiones importantes sobre la mina de Cabo Estai. "El yacimiento podría ser la primera evidencia de una minería de oro previa a la conquista de Augusto, creemos que de la era prerromana, aunque no podemos estar completamente seguro sin resultados analíticos. Pero solo por los indicios que hay merece seguir investigando", concluye.

Extracción del metal precioso a golpes y fuego

  • La enorme cantidad de carbones aparecidos en Cabo Estai será determinante para datar el yacimiento y ofrece muchas pistas sobre el laborioso método que desarrollaban para la extracción del mineral. Desde la vertical del acantilado, los mineros iban poco a poco excavando y tirando los escombros a la playa. Lo que se aprecia en este enclave vigués son los restos de ese arduo trabajo de machacar y moler la roca para extraer lo que Pazos y Pascual sospechan que es oro. Y como este metal precioso suele encontrarse en partículas muy pequeñas, se necesitaba moler la roca al máximo para separar el oro de la ganga por diferentes medios, como panes. "Para partir la roca usaban fuego", afirman los investigadores, apoyándose en la afirmación de Plínio el Viejo en su Historia Natural. De ahí la abundancia de carbones entre los escombros.

El enigmático "Rego da Serpe" de la isla Sur

  • La investigación sobre la mina de Cabo Estai guarda cierta relación con una excavación antigua que se encuentra relativamente cerca pero con el mar de por medio. En el 93, al poco de acabar la carrera, Óscar Pazos participa junto a arqueólogos y biólogos en unos estudios en la isla Sur de Cíes. Hasta el lugar conocido como Rego da Serpe los llevó una referencia arqueológica registrada por Ramón Patiño. Este experto afirmaba que el Rego (canal) era una mina antigua. Sin embargo, en el Mapa Geológico de España quedaba señalado por dos fallas paralel as, con lo que se insinuaba un origen natural. Quizá por eso y por las dificultades de cualquier investigación en la zona, el Rego siguió olvidado. "Había quedado impresionado por la gran excavación del Rego y creía que si un geólogo dijese que aquello no era natural podría animar a una investigación específica sobre su origen", razona Pazos.En el 2011, el geólogo vigués inicia la investigación en la isla Sur que con la ayuda del Parque Nacional en las idas y venidas hasta las islas, y la de varios amigos en los análisis y pruebas, le permitió dilucidar de qué se trataba aquella rareza al borde del acantilado, colosal y a la vista de todos e ignorada por todos, salvo por Patiño, reputado arqueólogo y fundador del Grupo García Alén. "Mi trabajo tenía la intención de demostrar que Patiño tenía razón, que el Rego es una excavación y no un raro accidente geológico, pero por desgracia no parece ser una mina, que es la explicación más fácil", afirma Pazos. Así que Rego da Serpe seguirá siendo un misterio arqueológico "de envergadura, una excavación que plantea un montón de interrogantes sobre su origen, sobre quién la construyó, cuándo y por qué", resume. Los resultados de la investigación de Óscar Pazos están a punto de salir a la luz en publicaciones especializadas.

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