La lacra de la violencia machista no remite. Al contrario, a pesar de las campañas para concienciar a la población, su rostro parece cada vez más violento y despiadado. En 2015 la Policía Local controló 274 órdenes de alejamiento de agresores. Son 27 más que en 2014 y -lo más alarmante- el dato más alto desde 2010, cuando los agentes del Equipo de Vigilancia y Apoyo Policial (EVAP) controlaban 275 órdenes. El mayor volumen se registró sin embargo en 2008, año en el que la comisaría tuteló 348 mandatos judiciales de este tipo. A los casos que lleva la Policía Local se suman los del cuerpo nacional.

Las estadísticas que elabora la EVAP empleando baremos oficiales revelan que en la mayoría de los casos no se apreció riesgo o este fue "bajo". Fuentes de la comisaría viguesa apostillan, sin embargo, que cada vez se aprecian "casos más graves" y con un perfil de agresor cada vez más alarmante. "Son personas mucho más agresivas; observamos incluso tentativas de homicidio", comenta un agente de la Policía Local de Vigo, quien, a modo de ejemplo, recuerda que hace un mes había cuatro maltratadores a los que se obligó a ingresar en prisión provisional ante la gravedad de sus actos; mientras otros dos permanecían en centros en los que recibían tratamiento psiquiátrico.

Esa tendencia -explica este agente- se percibe aproximadamente desde el verano de 2015. Hace un mes la EVAP contaba 171 órdenes de alejamiento activas. En aproximadamente una decena y media de casos los agentes percibían un "riesgo grave" por el carácter violento del agresor. En la EVAP de Vigo trabajan cinco agentes y un oficial que son los encargados de controlar y realizar el seguimiento de las órdenes dictadas por el juez. La evolución de los casos de maltrato también les lleva a realizar una labor más intensa.

Las estadísticas de la EVAP aportan un retrato detallado de las víctimas y los agresores. Entre las primeras, destaca la juventud de las 117 mujeres incorporadas al programa de protección a lo largo de 2015. Un tercio de ellas no había cumplido todavía los 30 años y casi siete de cada diez (67%) tenían menos de 40. Un 23% rondaba la cuarentena y el restante 9% tenían más de 50 años. En cuanto a las nacionalidades, la inmensa mayoría (82%), eran españolas. A una distancia sideral hay mujeres portuguesas y rumanas, los dos principales colectivos inmigrante de la ciudad y que sumaron en total el 8% de las nuevas víctimas.

El perfil de los agresores es muy similar. El año pasado se sumaron al programa de seguimiento de la EVAP 116 maltratadores, de los que el 19% eran veinteañeros y otro 30% tenía entre 30 y 40 años. En el colectivo de los agresores tienen mayor peso las personas con edades comprendidas entre 40 y 60 años, que representan cerca de la mitad. Casi todos ostentaban la nacionalidad española (89%), si bien también se registraron algunos casos aislados de rumanos, portugueses, sudamericanos y portugueses.

Más de un millar de casos

Desde la puesta en marcha del servicio que se encarga de vigilar las órdenes de alejamiento, los agentes atendieron a casi 1.200 víctimas. Prueba de la labor que realiza la EVAP es que a lo largo del año pasado se realizaron 682 oficios judiciales para informar sobre el control y se practicaron 6.391 gestiones. Sus policías contabilizaron además 40 quebrantamientos de las órdenes de alejamiento.

En los últimos años colectivos como la Rede de Mulleres Contra os Malos Tratos alertan de la lacra de la violencia machista y de su impacto. En 2012, cuando el número de agresores detenidos bajó de forma destacada, la responsable de la Rede, Rosa Fontaíñas, explicaba por ejemplo que muchas mujeres habían dejado de denunciar por efecto de la crisis. Otra triste realidad que se constata desde hace tiempo es la juventud de muchas de las víctimas, con menos de 30 años.