Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Inglaterra más cerca

El "Sunward" inició en el mes de junio un ruta entre Vigo y Southampton para transportar pasajeros, vehículos y mercancías, pero se clausuró cuatro meses después por falta de usuarios

El "Sunward" fue el barco que cubrió la ruta entre Vigo y Southampton. // Raymond L. Blazevic

El Sunward llegó a Vigo a las siete de la mañana. Estuvo solo tres horas en el puerto vigués, pero su presencia causó una gran expectación. Fue recibido por las autoridades y se desplegó un enorme dispositivo de Policía, asistencia técnica e incluso sanidad para ofrecer el mejor servicio a la naviera Kloster Roders, la que se encargada de su explotación. El navío, de reciente construcción, venía de Southampton y después continuaría viaje hacia Lisboa y Gibraltar. Realizaría el recorrido inverso cuatro días más tarde. El viaje inaugural había tenido una gran repercusión. Tanta que las plazas disponibles se agotaron al poco tiempo de ponerse a la venta. Llevaba 550 pasajeros y 150 vehículos. En Vigo dejó 29 personas y 10 coches. De esa forma comenzaba una gran apuesta, aunque el resultado final no fue el mejor.

Todas las autoridades locales y provinciales además de altos cargos del Gobierno participaron en la recepción oficial. Y en todos los casos hicieron especiales menciones a varios aspectos considerados claves. Se fomentaría el turismo en la zona sur de Galicia y también se podría aumentar el tráfico de mercancías con Inglaterra. Todo eran beneficios. Cedric Barclay, gerente de la compañía armadora, tampoco dudaba de que el proyecto era beneficioso por muchos motivos. Así lo expresaba en sus declaraciones al Decano.

El Sunward, al que se puede traducir como Camino del Sol, era un buque moderno y de grandes dimensiones. Tantas que las autoridades portuarias viguesas tuvieron que realizar numerosas obras para que pudiera atracar en los muelles. Los trabajos se realizaron durante varios meses y una de las grandes novedades era la instalación de una rampa metálica que permitiría el fácil desembarco de los vehículos. Curiosamente, esa rampa se construyó en Madrid.

La instalación de ese elemento tuvo muchas dificultades e incluso se varió el proyecto y la ubicación. Finalmente se adoptó un "moderno sistema", según las crónicas de la época, que permitía subir y bajar de forma mecánica. Eso facilitaba las tareas. Funcionó durante mucho tiempo y fue usada por Citroen para la exportación de sus coches. Hace varios años desapareció del paisaje del muelle de A Laxe después de estar inoperativa. Su retirada también fue compleja.

La implantación de una ruta marítima regular entre Vigo y Southampton también era considerada como vital para el desarrollo de una ciudad que tenía en aquella época 200.000 habitantes, como señaló Rafael Portanet, el alcalde, en su discurso de bienvenida. Contaba el regidor municipal con un aumento del número de turistas, pero también con la posibilidad de poner de ejemplo esta ruta para establecer otras nuevas.

El Sunward nunca estuvo mucho tiempo en Vigo. En cada estancia no superaba las tres horas. Era lo necesario para las tareas de embarque y desembarque. Después continuaba viaje a Lisboa y hasta Gibraltar. Por lo tanto, quedaba establecido un modelo similar al ya se usaba al comienzo del siglo XX con los barcos que llevaban emigrantes a América. "Vigo se convierte la ventana del mundo", decía el alcalde.

La ruta funcionó de manera aceptable durante el verano pero no fue un gran referente para el turismo. El movimiento portuario vigués no era el punto básico de la misma. Así, la naviera decidió a comienzos del mes de noviembre de ese mismo año cancelar la actividad. Ya era deficitaria. Pero el nombre del Sunward quedó para siempre ligado al puerto vigués. La embarcación, que tenía un diseño similar a los transbordadores noruegos, fue vendida a un armador francés. En Marsella operó durante varios años. Después fue a Estados Unidos y terminó su vida marítima como un hotel flotante. Fue el primer barco de una generación de otros de características similares que operaron en el norte de Europa.

La línea entre Vigo y Sothampton, sin embargo, no cosechó un gran éxito, como muchos creían. Eso sí, dejó un buen recuerdo. En la actualidad, hay establecida una desde Santander hasta el mismo puerto. El pasaje cuesta 201 euros. Dos personas y un coche deben abonar 721 euros. Esas son las tarifas por viaje similar al que ser realizaba desde Vigo hace 50 años.

Compartir el artículo

stats