La calidad de la arquitectura viguesa ha contribuido a que España obtenga este fin de semana el León de Oro en la XV Bienal de Venecia. El pabellón nacional, comisariado por el gallego Carlos Quintáns e Iñaqui Carnicero, seleccionó una vivienda familiar del estudio Irisarri-Piñera entre las 55 obras expuestas en la ciudad italiana bajo el título "Unfinished", una muestra para la que se recibieron más de medio millar de propuestas de todo del país.
El proyecto vigués, que ya obtuvo un Gran de Area, es una rehabilitación de una antigua casa con alpendre situada en Tebra (Tomiño) y representó el buen hacer de los profesionales gallegos en Venecia junto a otras cinco obras: el Museo das Peregrinacións de Santiago diseñado por Gallego Jorreto, una piscina de Maceda del estudio Tres pes, la reforma del puerto de Malpica que firman Creus e Carrasco y el mirador Pedra da Rá, en Ribeira, de Carlos Seoane.
El pabellón español eligió propuestas en las que prima la función social de la arquitectura en lugar de la mera estética o la espectacularidad y en las que su destacada calidad es capaz de sobreponerse a las dificultades que conllevan unos tiempos marcados por las estrechez económica.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, entregó al pabellón español su segundo León de Oro. La arquitectura de nuestro país ya obtuvo este premio en 2000 con otra muestra en la que también participó el tándem vigués. "Les damos suerte", bromea Jesús Irisarri.
"El pabellón ilustraba cierta manera de hacer las cosas, muy ligada al momento en que vivimos. La arquitectura de España siempre ha estado muy bien considerada fuera de nuestro país porque es muy sólida en cuanto al pensamiento que genera y soporta el proyecto y porque nuestra formación técnica nos hace alcanzar niveles altos en la construcción. Por eso ahora los profesionales españoles son muy apreciados en la diáspora", señala el arquitecto vigués.
La vivienda seleccionada para la Bienal de Venecia es "un ejercicio de cómo afrontar una rehabilitación de otra manera", señala Irisarri, "en el que se propone un modo de vivir de hoy que integre la coexistencia con lo antiguo". "Se trata de ir trabajando y jugando con los espacios", añade.
El estudio vigués suma el León de Oro a varios reconocimientos obtenidos en lo que va de año. El Registro de la Propiedad del Casco Vello fue premiado por el jurado de la XIII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo el pasado marzo y además ha quedado finalista en la X Bienal Iberoamericana entre más de un millar de propuestas y también ha sido seleccionado para el Premio FAD, el más longevo de nuestro país.
"Está siendo un año de mucho reconocimiento. Ambos proyectos son ejemplos de una nueva manera de rehabilitar. En un caso, en un entorno más rural, y en el otro dentro de la ciudad, pero comparten conceptos. El jurado del FAD vino a ver el edificio del Registro a Vigo y lo puso por las nubes. Al ser una obra tan hiperencerrada es difícil fotografiarla y gana mucho en directo", señala Irisarri.
No ha sido la única visita de expertos que ha recibido este edificio que ocupa 4 inmuebles y que conserva elementos originales del siglo XVIII como balconadas, azulejos e incluso lareiras que conviven con trabajadores y usuarios durante la actividad diaria. Una delegación japonesa de la prestigiosa revista GA (Global Architecture) estuvo en el Registro para elaborar un reportaje publicado recientemente.
"Se tomaron unas ostras y conocieron la ciudad. Estos proyectos ponen a Vigo en un mapa de turismo cultural, que no es gigantesco pero que supera a otro tipo de visitante en el nivel de gasto. Y además permanece durante todo el año. Es uno de los futuros previsibles que se puede empezar a mover", destaca Irisarri.
