Hay carreras que no necesitan de un ganador para realzar su valor y entidad. La participación de quince asociaciones de personas con discapacidad y un millar y medio de corredores, entre los que destacan usuarios en sillas de ruedas, con síndrome de Down o movilidad reducida avalan la trascendencia de ésta.

Y es que Vigo, más concretamente el paseo del Náutico, A Laxe y Montero Ríos se convirtieron en ejemplo de accesibilidad al acoger la Carrera por la Integración. Se trata de una iniciativa de Proyecto ENKI, cuya misión es la de promover la inclusión de personas con diversidad funcional en las actividades que organice la comunidad deportiva.

El gran atractivo con el que contaba esta prueba era la gran cantidad de obstáculos que la formaban: guerra de colores, piscina de espuma, recorrido a ciegas, montañas de neumáticos y bolas gigantes. El circuito estaba diseñado para que cualquier persona independientemente de su situación fuese capaz de realizarlo. El trazado se extendía a lo largo de dos kilómetros dónde lo importante no era llegar primero a meta, sino formar parte de la salida. "Esta no es una carrera de las de ganar", le decía una madre a su hijo pequeño a pocos segundos del 'pistoletazo' de salida, que corrió a cargo del alcalde de Vigo, Abel Caballero y el edil de Deportes, Manel Fernández.

Una de las condiciones de la carrera era el ir disfrazado, requerimiento que muy pocos desobedecieron. Superhéroes, ladrones, bailarinas, toreros, frutas o simplemente gorros y pelucas fueron las indumentarias mayoritariamente escogidas por el millar de participantes. La lluvia parecía deslucir el evento, ya que el chaparrón caído a primera hora de la mañana alertó sobre una posible suspensión. Sin embargo la borrasca amainó y los corredores se juntaron en la explanada del Náutico desde las 11.00 horas.

Para calentar el ambiente a esas horas, un grupo de Zumba llamó a mover las caderas, brazos y piernas de todos los asistentes. Aparte de asociaciones, voluntarios y usuarios, muchas familias acompañadas de los peques de la casa aprovecharon para disfrutar de un domingo "diferente". "A los niños les encanta disfrazarse, así salen de casa, se divierten con las pruebas y de paso colaboramos con un evento muy bonito", señala un grupo de mamás antes de la salida.

"El objetivo de esta carrera es adaptar el deporte a cualquier persona, y sobre todo sensibilizar. Que la sociedad vea que los obstáculos no siempre suponen barreras y lo más importante, lograr un mundo cien por cien accesible", reconoce Tania Pousada, miembro de proyecto ENKI. Vigo acogió la tercera edición de esta solidaria carrera, que inicialmente se celebraba en A Coruña. "Creo que ésta es la de mayor participación. Estamos sorprendidos y a la vez encantados con toda la gente que acudió", añade Pousada.

Rebeca, Zeltia y Noelia son tres amigas coruñesas que después de perder la oportunidad de correr en su ciudad, decidieron levantarse temprano y participar en esta carrera olívica. "La iniciativa nos parece genial, y aún encima te lo pasas bien y disfrutas con la gente. Esperamos repetir", reconocen las jóvenes. Desde Pontevedra también llegó la asociación Juan XXIII para personas con discapacidad intelectual. "Lo más duro fueron las gomas e incluso las ruedas mecánicas, pero nos lo pasamos muy bien", reconocían Maite, Monste, David y Luis, usuarios de este colectivo.

Además de ser un evento lúdico-deportivo, los diferentes colectivos sociales organizaron unos talleres donde presentaron manualidades y dieron a conocer su trabajo. Apamp, Alento, DOA, Down Vigo o Aspanaex fueron algunas de las asociaciones que participaron en la denominada Feria de la Solidaridad, que también animó con actividades y manualidades a los asistentes tras la carrera.

Los fondos recaudados se destinaran a las entidades sociales que conforman dicha feria e iniciativas que promuevan la inclusión en el deporte de las personas con discapacidad.