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Una timonel guiada por el compromiso

Viviana García deja las riendas del Náutico tras tres años en los que logró estabilizar el club

Una timonel guiada por el compromiso

El Océano Atlántico se quedó corto para separar a Viviana Beatriz García del Náutico. Sus primeros recuerdos del club se remontan a la adolescencia, cuando siendo todavía una joven bonaerense aprovechaba las visitas veraniegas a casa de sus tíos de Vigo para disfrutar de los elegantes salones de As Avenidas, sus pistas de tenis y sus dársenas. En ellas se fraguaron dos pasiones, todavía vivas, candentes como el primer día: su amor genético por el deporte y un compromiso férreo e incombustible con el Náutico que le ha llevado a entregarle horas y horas de trabajo a lo largo de los últimos tres años y medio.

Desde que ganó en las urnas al expresidente Franco Cobas, en noviembre de 2012, García ha negociado con la inteligencia de una regatista olímpica y el pulso de una tenista bregada en el Grand Slam. Todo para blindar el futuro de un club que heredó moribundo, lastrado por una deuda de 5,5 millones de euros que estuvo a punto de irse contras las rocas en 2013. De aquellas aguas procelosas solo ha conseguido alejarse el Náutico gracias al denuedo de su directiva. Ahora García se reconoce "cansada". Pide el relevo. Y lo hace con la actitud del atleta que ha logrado su mejor marca y busca descanso en el banquillo, ya sin las presiones del crono, pero con la voluntad de seguir de cerca los avatares de una carrera que todavía no ha llegado a meta. "Me presenté para conseguir la estabilidad y la hemos logrado", confiesa recurriendo a un plural que abraza a sus compañeros de carrera -el vicepresidente Julio Rodríguez o el comodoro François Viso, entre otros-: "Ahora debe llegar savia nueva". A la entidad le quedan retos acuciantes, como asentar la recuperación... Y, crucial, lograr que su masa social crezca en un contexto complicada para los clubes tradicionales.

García es socia del Náutico desde 1996, cuando ya estaba asentada en Vigo y era empleada de banca. Pero sus vínculos con el club de As Avenidas se remontan años atrás. "En el Náutico tuve mi puesta de largo. Yo tendría 15 o 16 años y recuerdo que era Fin de Año...", rememora la directiva, que apenas una década después, con 24 cumplidos, hacía las maletas y se trasladaba de Argentina a España. "Siempre estuve ligada al club; primero como invitada y luego, desde mediados de los 90, como socia". En el Náutico trabó algunas de sus mejores amistades y con el Náutico como escenario, también, contempla orgullosa como sus dos hijos hacen gala de su mismo espíritu deportista. Ambos cosechan éxitos en diferentes disciplinas. Su hija, Carlota, se acaba de alzar como campeona de España en 420 vela en la categoría sub 16 femenino.

García también mantiene intacta su pasión por el deporte. Es celtista reconocida, una afición que eclipsó a sus dos primeros "amores futboleros" de la infancia: el Club Atlético San Lorenzo de Almagro y el Club Deportivo Español de Buenos Aires. La fiebre celeste la comparte también con su marido. Como prueba definitiva de ese vínculo genético con el deporte, García recuerda que ya su madre fue una competidora nata que llegó a disputar partidos en la primera división de baloncesto femenino.

Cuando a finales de junio deje la presidencia del Náutico confiesa que el tiempo que ganará lo repartirá entre su familia, el deporte y su negocio, una gestoría que dirige con el apoyo de unos compañeros para los que también tiene palabras de gratitud: "Gracias a la confianza que tengo en mi gente he podido disponer de tiempo para el club".

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