Gracias a Colón, un navalleiro de Cangas, los investigadores del IIM pudieron fotografiar el primer ejemplar de Hippocampus hippocampus de Cíes Hippocampus hippocampus y el tercero de esta especie registrado en Galicia, en cuyas aguas también reside el Hippocampus guttulatus o caballito narigón, que se ha mostrado mucho más pródigo con los objetivos de los científicos.

Tanto los caballitos como los peces pipa están rodeados de un halo de misterio propiciado por la falta de estudios que aumenta su atractivo, pero que también los hace aún más vulnerables. Dada su movilidad reducida y su limitada capacidad reproductiva son muy sensibles a los depredadores, las capturas accidentales y determinados tipos de arte de pesca, así como a las alteraciones en los ecosistemas marinos vegetales.

Las dos especies de singnátidos comparten su boca de forma tubular para poder succionar a sus presas, en su mayoría, pequeños crustáceos. La forma alargada del pez pipa le permite camuflarse entre las hojas de las plantas y, a igual que los caballitos, son los machos los que llevan los huevos adheridos a su abdomen o protegidos por una membrana.

La buena noticia de los hallazgos en el archipiélago Cíes es que los dos ejemplares machos de caballito y pez pipa se encontraban en periodo de gestación.