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Fue noticia en 1857

Un espacio único y emblemático

Hace 160 años se colocó la primera piedra de lo que dio origen a la actual Plaza de Compostela, que en 1876 pasó a ser un lugar de acceso público

Dibujo del proyecto inicial. // FdV

Francisco del Busto, gobernador civil de Pontevedra, fue el que colocó al primera piedra de lo que sería la Plaza de Compostela. Era el año 1857. Se iniciaba un proyecto que tenía como principal argumento ganar terreno al mar y también la posibilidad de ampliar el puerto. Ambas cosas parecían unidas. Sin embargo, algo que nació con una gran ilusión se torció con el paso del tiempo. Debido a multitud de problemas, las obras se fueron retrasando. Para proceder al relleno que se ganaba al mar se utilizaron muchas piedras que habían sido sacadas de la muralla que rodeaba la ciudad.

Fue Emilio García Olloqui, un empresario de la construcción, el que se puso a trabajar para desarrollar lo que se denominó 'Nueva Población'. Con un diseño del arquitecto Julio Valdés, trazó una serie de calles y espacios para construir viviendas. En un primer momento se habló de edificios que acogerían las instituciones públicas. Sin embargo, al final fueron casas particulares. Todas ellas situadas lo más próximas al mar.

El promotor hizo negocio. Pero se aseguró de proteger sus intereses económicos. Al menos así se puede interpretar al cerrar con una verja metálica todo el recinto. Aunque por el día permanecía abierta, por la noche se impedía el paso a todas aquellas personas que no eran habitantes de las casas. Todo esto creó un gran malestar entre la población. También en el ayuntamiento.

Fue 1876 cuando el organismo municipal decidió actuar. Y lo hizo al comprobar que existía una fuente dentro del recinto. Fue el argumento para retirarle los privilegios a Emilio García Olloqui. Se eliminaron las barreras y la plaza quedó abierta a todo el mundo. Para celebrarlo, se organizó una gran fiesta. Dicen las crónicas de aquella época que actuó la banda de música, un detalle a tener en cuenta para el futuro, y también se lanzaron fuegos artificiales. El acto contó con la presencia de muchas personas. Según los datos oficiales, Vigo tenía en ese momento 15.000 habitantes censados, aunque se decía que había muchas más personas residiendo en la ciudad y que evitaban inscribirse en el padrón municipal para evitar el tener que pagar impuestos.

La Plaza de Compostela se convirtió en un punto de encuentro para los vigueses. Sin duda. En 1896 se amplió el espacio. Según consta en algunos documentos, tiene 63.000 metros cuadrados. En otros amplían esa cifra hasta los 80.000. En 1883 se instaló un palco de música de hierro construido por Sanjurjo Badía. La banda municipal ofrecía conciertos todos los jueves y domingos, lo que era un motivo de reunión para los vigueses.

Muy cerca se encontraba la Casa de la Caridad, un centro que acogía a personas con escasos recursos. Esta entidad sacaba muchas sillas de sus instalaciones y las ponía a disposición del público. Las alquilaba. No solo los días de concierto, sino también los fines de semana. La recaudación estaba destinada a cubrir sus necesidades económicas. Contaba con el beneplácito del ayuntamiento, también benefactor de la obra social a través de subvenciones.

La Plaza de Compostela también fue el espacio donde se instalaron algunos cines. Una pantalla, sillas y una lona para cubrir el recinto eran los elementos de los que constaba. Años más tarde, se trasladaron a locales más acondicionados. También se representaron algunas obras de teatro.

El lugar fue el centro de referencia de la sociedad viguesa durante muchos años. Muy cerca de ella estaban las sedes de las principales entidades y clubes. Muchos de los socios de las mismas tenían en la Plaza de Compostela su punto de encuentro. El lugar sufrió numerosas modificaciones, aunque siempre conservó el espacio central como lugar lúdico.

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