Los alcaldes de Vigo y Pontevedra escenificaron ayer un acercamiento entre dos ciudades separadas por solo 30 kilómetros pero sin vínculo institucional alguno y con una relación histórica marcada por el recelo entre la capital de la provincia y la urbe más poblada de Galicia. Abel Caballero realizó una visita oficial por primera vez desde que es regidor al Concello del Lérez, donde charló durante más de una hora con Miguel Anxo Fernández Lores. Ambos anunciaron después el comienzo de una etapa de colaboración entre los dos ayuntamientos. "Iniciamos un diálogo permanente que traerá enormes beneficios para el territorio. Hay un número ilimitado de sinergias a impulsar", proclamó Caballero. "Empezamos una relación fructífera, buscando puntos en común en un área muy dinámica", subrayó Lores.

Como prioridad se marcaron mejorar la conectividad entre las dos ciudades con tres ejes: liberalizar o rebajar el peaje de la AP-9; exigir que se retome el proyecto de la autovía interior Vigo-Pontevedra; y convertir el servicio ferroviario, que ofrece ya un buen abanico de frecuencias, en un verdadero tren de cercanías, con las subvenciones públicas que eso supone, incluyendo también en el eje a Vilagarcía de Arousa.

Lores salió a recibir amigablemente a Caballero a la puerta del consistorio pontevedrés y el alcalde de Vigo firmó en el Libro de Honor del Concello. Ambos comparecieron después conjuntamente y afirmaron que la cita supone el arranque de un ciclo "de cooperación fluida para un mutuo beneficio".

Los dos mandatarios descartaron además que haya tensión alguna por la capitalidad de Pontevedra y el estatus de Vigo, que reclama un tratamiento acorde a su peso demográfico y se prepara para liderar el Área Metropolitana. "No hay ninguna tormenta política", respondió el alcalde vigués a una pregunta en ese sentido. Lores contestó que "es un tema manido", pero para él "nunca fue importante", y no ve ventaja alguna en la capitalidad, refiriéndose en concreto a que no supone mayor financiación pública para su ayuntamiento.

El pacto entre PSOE y BNG en la Diputación tuvo mucho que ver en este primer encuentro institucional. El organismo está presidido por Carmela Silva, mano derecha del alcalde de Vigo, y vicepresidida por César Mosquera, hombre fuerte de Lores, El regidor de Pontevedra admitió que la alianza entre socialistas y nacionalistas, que gobiernan con buena sintonía el ente provincial, es "un nexo notable", preguntado por la tardanza en que se celebrase esta primera reunión. "Estuvimos más enfrascados en cuestiones propias de cada ayuntamiento. El gobierno de la Diputación nos hizo ver que tenemos que colaborar también en lo municipal", agregó Lores.

Cercanos y separados

Los dos regidores coinciden en que existen problemas de conectividad que separan ambas ciudades pese a su cercanía geográfica. Caballero considera necesaria la "autopista libre de peaje y una autovía construida en el tiempo más breve posible". Sobre este proyecto lamentó "no escuchar nunca al gobierno de Galicia" a pesar de que las dos ciudades están unidas por una autopista con precios "desorbitantes", cuya concesión fue prorrogada de forma "indebida" durante 50 años más por el gobierno del PP presidido por José María Aznar.

El alcalde vigués opina que la conexión ferroviaria entre Vigo, Pontevedra y Vilagarcía es equiparable al sistema de cercanías de Madrid, Barcelona y Valencia, y demandó que tenga esa misma consideración.

Lores incidió en la necesidad de "mejorar las comunicaciones reduciendo costes excesivos, trabajando en la rebaja o desaparición del peaje, en la alternativa interior de la autovía e indiscutiblemente en el tren de cercanías".

Los dos concellos también estudiarán, con reuniones entre ediles y técnicos, colaborar en materia turística, universitaria, urbanística o de celebración conjunta de eventos.