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"Estaba llorando y al ver el perro, paró"

Ángeles Adán tiene un compañero que le marca el camino desde hace tres meses. Se llama Unda y se trata de un perro guía, uno de los siete que hay en Vigo. Estos animales no realizan trabajos de terapia, pero el apoyo práctico que supone para sus dueños repercuten también en su bienestar emocional.

Hace unas semanas Adán se encontró con una señora que había sido atracada. "Estaba llorando porque le habían robado, pero vio al perro y como que se distrajo, dejó de llorar", cuenta. Entonces se dio cuenta del beneficios emocional que proporcionan los animales, realzados en casos un como este.

Adán recuerda que cuando los perros guías llevan el arnés están trabajando y no se les puede tocar porque supone un peligro para ella: "Si él se distrae, puedo tropezarme con cualquier cosa de la calle o cruzar por donde no se puede". Asegura que desde que Unda la acompaña se siente más segura y su ánimo también ha mejorado: "Te da todo porque es muy cariñoso y lo único que pide es prácticamente cariño y comida".

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