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La escasez de bebés sanos adoptables y las largas esperas disuaden a los interesados

Las peticiones tramitadas en Vigo se reducen a una quinta parte en una década -Las solicitudes para menores nacionales triplican las de extranjeros ante el endurecimiento de requisitos fuera

Por suerte, cada vez hay menos niños que necesitan ser adoptados. El sistema de protección de la infancia ha reducido estos casos en España y los países a los que se solía derivar la elevada "demanda" han endurecido sus requisitos o sus propios habitantes ya son capaces de asumir las necesidades de acogida. Esto se traduce en largas esperas y un perfil mayoritario del menor que, en muchas ocasiones, no se corresponde con lo que buscaban los potenciales adoptantes. Informados sobre todos estos aspectos del proceso, muchos desisten. Así, la Xunta en Vigo tramitó el año pasado una quinta parte de las solicitudes que se registraban en su momento álgido, hace una década.

La delegación en Vigo de la Dirección Xeral de Familia, Infancia e Dinamización Demográfica registró el año pasado 66 solicitudes de residentes en la provincia, su mínimo histórico. El número no ha dejado de caer en el último lustro y ya son una quinta parte de los que lo hicieron en 2005. También descienden las que se conceden y constituyen. Fueron 32 -15 autos judiciales nacionales y 17 preasignaciones internacionales-, lo que supone un descenso anual de un 18%.

La directora xeral de Familia, Amparo González, sostiene que no se puede establecer una relación causa efecto para explicar este descenso, que "se nota también en el resto de Galicia y de España". Apunta a una combinación de varios factores entre los que incluye los largos tiempos de espera y sin la seguridad de que se vaya a conseguir, el incremento de los requisitos en otros países y la escasez de niños con las características más deseadas: bebé sano. Cuenta que la mayoría tienen más de un año, padecen problemas de salud no reversibles o son un grupo de hermanos. Fija en "más de un año y hasta tres" la espera por un bebé y en "meses" la de mayores o grupo de hermanos. Recuerda que "la adopción es la última vía" a la que recurre la Administración para la protección del menor, donde todos los esfuerzos se centran en la reunificación.

De los que iniciaron el proceso el año pasado en la delegación viguesa, tres cuartas partes se decantaron por solicitar menores nacionales -49-. Hace una década era al revés. "Al no haber muchas expectativas fuera, la gente lo intenta aquí", explica Antón Mouriz, vocal de la Asociación Gallega de Ayuda a la Adopción Manaia. Señala que ya "no hay países de referencia" para las personas que quieran adoptar. "Hace unos años, había muchos niños en esta situación en China, Etiopía o países del Este, pero ya no", añade y pone como ejemplo los actuales ocho años de espera para adoptar un bebé chino. Establece en siete la media por un menor de un año de Galicia sin enfermedad irrecuperable. Mouriz destaca que "cada vez hay más información para que la gente, cuando se ofrece, tenga las cosas más claras" y eso es uno de los factores que pueden estar contribuyendo a la reducción de las solicitudes. De hecho, cuenta que la mayoría de las familias que han recurrido a la asociación en busca de información antes de iniciar el proceso en la Xunta se dan cuenta de que "no encaja" con lo que buscan o pueden ofrecer y abandonan su pretensión.

González explica que, en la actualidad, la Dirección Xeral de Familia está poniendo especial empeño en formar emocionalmente y en habilidades a las familias que ya han formalizado su solicitud, están valoradas, aceptadas y a la espera de que les asignen un menor. Mouriz alaba los cursos de las fundaciones Meniños Faiben: "En este tiempo hemos aprendido muchas cosas, hay que prepararse en cómo contarlo, cómo nos relacionamos con la escuela, para los problemas que surgirán de racismo..."

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