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Fue noticia en 1948

El legado de un compromiso

José García Barbón nació hace 185 años en Verín, pero dejó una profunda huella en Vigo

José García Barbón. // FdV

La vida de José García Barbón se inició el 30 de marzo de 1831 en Verín (Ourense). A los pocos años fue enviado a Cuba para que un primo suyo se hiciera cargo de él. Inició una aventura que le permitió ser uno de los hombres con mayor poder económico de aquella época. En Cuba construyó su fortuna. Allí conoció a José Policarpo Sanz, un vigués que también destacaba por su interés por las personas con escasos recursos. José García Barbón fundó un banco, fue propietario de numerosas empresas y ayudó a la construcción del prestigioso Centro Gallego de La Habana. Sus inquietudes le convirtieron en un hombre de referencia en la isla. A su casa acudían muchas personas a pedirle consejos y ayuda.

Una enfermedad le alejó de la isla. Lo vendió todo. Se desvinculó por completo. Una decisión drástica que vino acompañada de su deseo de darle a Verín muchas cosas. Allí creó un balneario, una compañía eléctrica, construyó un colegio e incluso arregló la iglesia. Pero era también un hombre que luchaba por los más desfavorecidos. Así, impulsó que los agricultores dispusieran de sus tierras y no fueran víctimas de los especuladores. Una decisión que le provocó graves problemas. Las constantes amenazas de muerte que recibió le obligaron a tomar la decisión de dejar la villa. Y se instaló en Vigo.

Tenía 63 años y no dudó en ejercer la labor que había desarrollado antes. Una de sus primeras decisiones fue la de comprar la finca Vista Alegre. Allí se instaló junto a su hermana y cuatro sobrinos. Comenzó a colaborar de manera intensa con diversas asociaciones que había en la ciudad y que se dedicaban a ayudar a las personas más pobres. Siempre fue una de sus prioridades. Para ello contó con la ayuda de José Policarpo Sanz y también del ayuntamiento de la ciudad.

Su fama y su prestigio fue creciendo con el paso del tiempo. Pero José García Barbón buscaba también otros desafíos. Fue uno de los impulsores de la Escuela de Artes y Oficios, un organismo que puso en marcha gracias a una aportación de 750.000 pesetas, según reflejan los documentos de la época. Como condición puso que las clases fueran gratuitas para todos los alumnos. En su proyecto con esta institución también compró 5.000 libros que donó para construir una amplia biblioteca.

Pero sin duda uno de sus mayores legados fue el teatro que lleva su nombre, un edificio que no pudo contemplar terminado en su totalidad. José García Barbón compró las ruinas del Teatro Rosalía de Castro, destruido por un espectacular incendio. Le encargó a Antonio Palacios, uno de los más prestigiosos de la época, el diseño de un teatro que fuera "el mejor de España". Cumplió el encargo junto a Jenaro de la Fuente, que también colaboró en un ambicioso proyecto, todavía hoy visible y centro de referencia cultural.

Su construcción, por diversos motivos, duró más de siete años. Una de las mayores complicaciones fue el transporte del material, sobre todo piedras, que se utilizaron. También la amplitud de todo el edificio, el más grande que se realizaba en Galicia en aquella época. Los sobrinos de José García Barbón fueron los que asumieron la responsabilidad de su construcción.

A lo largo de su historia, el Teatro García Barbón sufrió algunas modificaciones. Incluso llegó a ser un cine. Tuvo una época de casi abandono, hasta que fue rescatado por la Caja de Ahorros. Se inició entonces un gran proceso de transformación que culminó con el actual diseño. En la actualidad pertenece a Abanca.

José García Barbón murió en Vigo el 7 de marzo de 1909. Su entierro fue multitudinario. En las crónicas de aquella época se refleja la asistencia de 20.000 personas, es decir, la mitad de la población de la ciudad. Su tumba se encuentra en el cementerio de Pereiró. Vigo le rindió también otros homenajes. Además de ponerle el nombre a su teatro, también le construyó un monumento que puede contemplarse en la rotonda de Isaac Peral. Y una de las calles más céntricas también le recuerda. Resulta llamativo que en Verín, donde nació, los reconocimientos no fueran tan importantes. El monumento a su memoria fue cambiado de ubicación en varias ocasiones. Eso sí, uno de los principales colegios lleva su nombre.

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