Arranca la Semana Santa y con ella dos de sus tradiciones: las procesiones y el primer chapuzón del año. Como lo segundo parece algo improbable debido a la inestabilidad de tiempo, tendremos que apostar todo a los pasos de las imágenes. ¿Y qué sería de esta solemnidad sin las cofradías y costaleros?

Las imágenes religiosas que presiden las procesiones son lo más esperado por los fieles, pero sin un hombro humano detrás, su paseo sería imposible. Quedarían relegados en una Iglesia o almacén donde serían venerados en privado.

El paso de los años está dejando a las cofradías viguesas bajo mínimos. De las seis que conviven en la ciudad olívica tan solo tres cuentan con cofrades en sus filas. Y el futuro no semeja muy halagüeño.

En 1946, cuando las figuras católicas tomaron por primera vez las calles de Vigo, la devoción que se respiraba era tal que para más de uno se convirtió no solo en una jornada marcada en el calendario, sino en parte de su vida. "Los pasos de Semana Santa los introdujeron las mujeres de los marineros, en señal de ofrenda por su vuelta a casa y cuidado, ellas eran las que llevaban todo el peso de la celebración. Luego se les fue uniendo más gente y se convirtió en tradición. El paso de los años terminó con los marineros y con esta tradición, así que se fue desapegando de los vigueses", comentaba Manuel Núñez, miembro de la cofradía del Silencio desde hace más de medio siglo. Como él se encuentra su primo Antonio Vidal, cofrade durante 64 años. Y los que vendrán. "Entré a formar parte de la cofradía en el 1952, con 20 años. La Semana Santa en Vigo se inició en el 46, prácticamente he estado desde sus comienzos, la vi crecer y espero no verla morir. Cada año tenemos que luchar más por mantenerla viva, en cuanto termina una ya estamos pensando en la del año que viene", relata el vigués.

Costaleros con savia nueva

Y es que los datos hablan por sí solos. De las 114 personas que forman la cofradía del Silencio, tan solo 14 cuentan con menos de dos lustros de antigüedad. Pero no todo son malas noticias, este año los carros que portan las imágenes serán empujados por manos nuevas.

Luis Carlos de Victoria y Jaime Alonso son dos jóvenes vigueses que este año debutarán en las procesiones de Semana Santa. "Llevaba dándole vueltas a la idea desde hace tiempo, luego leí que hacía falta gente, me lo propuso mi compañero y como que cuadró todo", explica este estudiante de Derecho. Su historia con las procesiones se forjó a raíz de un viaje a Andalucía, aunque el amor también influyó. "Mi novia es de Sevilla y está muy metida en el tema de las hermandades y cofradías. Hace dos años fui a visitarla y coincidió con la Semana Santa y me impresionó tanto que empecé a interesarme por ello", relata Alonso.

Desde aquellas ha querido poner su granito de arena para que Vigo pueda también disfrutar de las procesiones. "Entiendo que allí la tradición está mucho más arraigada pero también lo cuidan más, se involucran más y eso todo depende de la gente, no de la historia. Vigo también tiene el problema de los pueblos, es tan descentralizado que cada uno acude a las misas o procesiones de sus parroquias y el centro se queda vacío", comenta el vagues mientras imagina una procesión como el Cristo de la Victoria. "Es posible hacer algo igual con la Semana Santa si todos ponemos un poco de nuestra parte", añade.

Luis Carlos de Victoria, compañero del futuro letrado, también esconde un testimonio que lo llevó este año a participar en las procesiones. "El año pasado me murió un familiar y la verdad es que la religión me ha ayudado a sobrellevarlo mejor. Es como que le debo algo a la Iglesia y por ello participaré en la procesión", revela este estudiante de Máster.

El poder latino

Desde el año 2014 una hermandad formada por personas con origen en Latinoamérica tiene un protagonismo en las procesiones portando un estandarte del Señor de los Milagros. Se les reconocen por sus copetes y túnicas violetas.

"Recibimos la llamada del obispo invitándonos a participar. Fue un auténtico halagoo. Desde entonces no hemos faltado nunca y mientras haya Semana Santa en Vigo aquí estaremos nosotras", relata Luisi Motta, miembro de la Hermandad Peruana, quien muy acertadamente señala el "nosotras" ya que todas en la hermandad son mujeres. "Desde los 14 años hasta los 50, pero todo mujeres. Y este año participan también asociaciones de mexicanos, venezolanos, colombianos y demás para sumar voz a los colectivos inmigrantes", explica Motta.