Las palmeras arrasadas por la plaga del picudo rojo en Pontevedra acabarán en Vigo. La concesionaria del mantenimiento de jardines y espacios verdes de la ciudad del Lérez ha contactado con los responsables del "punto verde" vigués, los comuneros de Coruxo, para trasladar a este recinto los ejemplares aniquilados por el Rhynchophorus ferrugineus, un escarabajo que se expande y reproduce por el interior del tronco hasta debilitar y provocar la muerte irreversible del árbol. El pontevedrés no es el único municipio que echa mano de la parcela forestal autorizada por el Concello para el depósito y tratamiento de residuos vegetales. Otros como Nigrán, Baiona, Gondomar o Tui también envían a Coruxo los troncos y copas taladas en su territorio, convirtiendo este destino final en el de referencia para ayuntamientos y vecinos afectados por la invasión coleóptera que amenaza con cargarse todos los palmerales de la provincia.

Desde que la Xunta constató el primer ejemplar gallego enfermo por la acción de este escarabajo de origen asiático, en 2013 en Gondomar, su presencia ha ido en aumento arrasando decenas de ejemplares en su extensión desde el sur hacia el norte. Solo en espacios públicos del municipio vigués se talaron en los últimos meses medio centenar, y en la actualidad están en tratamiento otros cien.

En Pontevedra, los responsables de sus jardines llevan tiempo con las alarmas encendidas. Hasta ahora creían en la efectividad de los tratamientos, y aunque se llegaron a talar algunos ejemplares, en lugar de triturarlos -el método más recomendado por los expertos del sur de España, donde combaten a este escarabajo desde hace una década-, los enterraban pero tampoco sin cumplir ciertas directrices marcadas por esos mismos expertos, como sepultarlos a un mínimo de dos metros de profundidad. Cespa, que cuida las zonas verdes de la capital provincial, ha comprobado que la plaga avanza sin remedio, por eso ha decidido cambiar de estrategia para frenarla. Esta pasa por retirar todos los árboles "tocados", de ahí que haya pensado en el "punto verde" de Vigo para deshacerse de los ejemplares muertos, como confirmaron ayer desde este recinto y ratificaron fuentes del consistorio pontevedrés. En esta ciudad la preocupación es máxima. El escarabajo cerca ya los céntricos jardines de Vincenti, conocidos por Las Palmeras precisamente por la importante concentración de este tipo de árboles.

El "punto verde" de Vigo ocupa 8.000 metros cuadrados propiedad de la comunidad de montes de Coruxo. Desde que en noviembre pasado comenzó a recibir con frecuencia ejemplares arrasados por el picudo rojo y dotarse de maquinaria para triturar estos troncos, la actividad en esta finca forestal se ha disparado con un trasiego constante de palmeras muertas. En estos cinco meses se registró la entrada de más de un centenar de ejemplares procedentes de Vigo y otros municipios. Todo este volumen acaba triturado para su posterior venta y uso como combustible. Como cifra aproximada, los comuneros estiman que de cada palmera extraen dos metros cúbicos de biomasa. El principal comprador de este material es la factoría de Ence en Pontevedra.