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Porque saber tragar tiene su técnica

-No mezclar texturas e ingerir con la cabeza gacha minimizan efectos de la disfagia -Las neumonías por aspiración de alimentos, entre sus efectos más comunes

La unidad de disfagia de Povisa, única en Galicia atendió durante su primer año a más de 120 pacientes. Y es que se trata de un síntoma asociado a múltiples enfermedades cuyo diagnóstico continúa estando infravalorado.

Esta dificultad para tragar, si no es tratada adecuadamente, puede traducirse en deshidratación e incluso neumonías. La unidad involucra a los servicios de rehabilitación, nutrición y otorrinolaringología, contando en sus filas con una logopeda, quien determina el nivel de gravedad de la disfagia. El facultativo de la unidad, Miguel Ángel López, considera primordial la coordinación entre el personal sanitario para que todos sean capaces de detectarlo y no administrar de forma incorrecta alimentos al paciente. También es importante que los familiares conozcan los efectos y cómo actuar en cada uno de los casos una vez que la persona sea dada de alta, por ello reciben lecciones por parte de los facultativos.

Su objetivo es minimizar las complicaciones asociadas a la disfagia, detectando a aquellos pacientes susceptibles a padecerla, estudiándolos e implantando en ellos qué tipo de alimentación debe administrárseles.

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| ¿Qué déficit provoca la disfagia? Esta dificultad para tragar puede estar motivada por la alteración anatómica o funcional de las estructuras que intervienen en la deglución. Dos ejemplos, por un lado, cuando la parte posterior de la lengua no está pegada al velo del paladar provocaque el alimento baje de forma descontrolada y por otro lado, puede ser que la lengua no tenga capacidad de empujar el bolo hacia atrás y se filtra antes de tiempo. La disfagia es muy frecuente en pacientes con ictus o ELA. En los casos de ictus, si éste afectó al hemisferio izquierdo es posible que la lengua siga teniendo fuerza pero no coordina movimientos, y si dañó el hemisferio derecho o tronco cerebral habrá una pérdida de reflejos deglutorios.

| ¿Cómo se diagnostica este síntoma? Existen tres fases dentro del proceso de diagnóstico de la disfagia. Por un lado, si el paciente se babea con frecuencia, se vuelve afónico al beber o tose al meterse algo en la boca se le realiza una exploración bucal. La segunda fase es realizar un test de viscosidad, que confirmará o no la disfagia y su nivel de gravedad, y en caso de ser positivo, se le realizará una fibroscopia para determinar la causa.

| ¿Qué consecuencias genera la disfagia? Los efectos más comunes son los provocados por la aspiración de alimentos en las vías aéreas a la hora de tragar. En la bajada del bolo alimentario, en una deglusión normal, la epiglotis debería cerrar el acceso del alimento a la tráquea y que éste baje por el esófago. En la aspiración, la epiglotis no cumple su función y el bolo desciende por el árbol respiratorio, provocando neumonías, malnutrición o deshidratación.

| ¿Qué ejercicios pueden minimizar sus efectos? Se distinguen tres tipos de ejercicios a realizar por el paciente. Los más sencillos son los posturales, consistentes en tragar con la cabeza gacha o en posición lateral. Luego encontramos las técnicas de incremento sensorial, que se basan en estimular con cítricos o frío el velo del paladar para que trague de forma más rápida evitando así también que se produzcan apneas al estar mucho tiempo sin respirar, ya que mientras tragamos no pasa aire al sistema respiratorio. Y por último los que corrigen la fisiología.

| Recomendaciones en casos de disfagia. El médico López Vázquez enumera una serie de acciones que se deben evitar y otras que reducen los efectos de la disfagia. Por un lado recomienda no comer en grandes cantidades, hablar mientras almorzamos, evitar texturas mixtas (por ejemplo, sopa con fideos o leche con galletas), retirar las pajitas, no dar agua a personas que se estén atragantando, toser después de cada deglución y una buena higiene bucal.

| Clasificación de pacientes. El protocolo, implantado hace un año en pacientes con ictus, clasifica a los enfermos en tres grupos: los que no pueden tomar una dieta normal por grave riesgo de aspiración, los que pueden tomar solo dietas adaptadas y mediante maniobras posturales específicas y los que pueden comenzar a tomar una dieta normal.

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