La aspiración de contenido alimentario al árbol respiratorio es uno de las principales causas que hacen pensar en la existencia de disfagia.

Para ello, Povisa cuenta con un vídeofluoroscopio para ver, a través de contrastes de colores, cómo es la deglución del paciente. Aquí entra el logopeda, quien realiza un test de viscosidad al enfermo. Consiste en ingerir tres líquidos con diferentes nivel de espesantes, que bien pueden simular por un lado un néctar, por otro un liquido y por otro natillas, atendiendo al grado de espesor.

El paciente empieza a tomar el contenido en cantidades de 5, 10 y 20 mililitros, siempre controlando su saturación de oxígeno, hasta que se observa que no es capaz de digerir una determinada textura.

El tratamiento que se le impondrá irá en relación con el nivel de espesor de los alimentos que es capaz de digerir.