Los muelles vigueses presumen de "overbooking" de megayates. A popa del Dwinger, desde el pasado viernes en Marina Davila, atracó ayer a su popa el Michaela Rose, y poco después, ante la falta de espacio en esta dársena, el Pegasus VIII amarraba en la Estación Marítima. Y en las próximas horas arribará el mayor de esta flotilla de superlujo, el Phoenix2 (93 metros de eslora).

Aunque escalonada, la llegada de estos elegantes buques ha acabado por saturar el pantalán de mayor capacidad de Davila en Bouzas, donde además del Michaela Rose y el Dwinger, permanece durante todo el año el velero Xarifa.

El Michaela Rose tiene una eslora de 49,23 metros, viaja con una tripulación de 13 personas y puede acoger hasta 16 invitados. Los pasajeros del Pegasus VIII, de 77 metros, disfrutan de amplios camarotes y hasta de una piscina-spa en una de sus terrazas. Construido en 2002 en Dinamarca, este buque dispone de helipuerto.

El Dwinger, que pertenece a un multimillonario holandés que lo dedica a chárter, ofrece a sus huéspedes diferentes embarcaciones de ocio, incluido un coche anfibio. Permanece en Vigo para embarcar provisiones y regresa al norte de Europa para comenzar a operar a partir del próximo mes de mayo.