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La anulación del Plan Xeral de Vigo reactiva la condena de derribo sobre las 106 viviendas de O Piricoto

Invalida la solución que autorizó en octubre para legalizar con reformas los 106 pisos - Ratifica que se justificó correctamente, pero la base urbanística que sostenía el proyecto "ha decaído"

La anulación del Plan Xeral ha devuelto la sombra del derribo al más de un centenar de viviendas de la urbanización de O Piricoto, en Castrelos, cuando sus propietarios ya habían encauzado la vía para legalizarla. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) acaba de emitir un auto dejando sin efecto el del 16 de octubre que avalaba el proyecto para regularizar los edificios a través de una serie de reformas. Los denunciantes recurrieron aquella decisión y en el camino el Tribunal Supremo tumbó el PXOM vigués, que amparaba la licencia concedida por el Concello en 2012. Esta había abierto la puerta a la solución para salvar la también llamada Colina de Castrelos. El nuevo auto reactiva la ejecución de la sentencia de 1994 que ordenó la demolición "parcial o total" de la urbanización por su impacto paisajístico.

La resolución de octubre daba a los propietarios un plazo de un año para ejecutar una serie de obras interiores y pequeñas demoliciones para ajustar O Piricoto a la licencia recibida con arreglo al Plan Xeral de 2008. Tras su anulación, el TSXG resuelve en este nuevo auto del 26 de febrero que "ha decaído la base argumental tras resultar eliminadas las previsiones de ordenación [urbanística] que justificaban la adaptación ambiental" de los edificios al entorno.

La sala, no obstante, rechaza que el Concello haya maniobrado, como aseguran los demandantes, de forma "torticera" en todos los actos desde la elaboración del PXOM hasta la concesión de la licencia con el fin de esquivar la sentencia de 1994 y evitar así el derribo. En este sentido, el TSXG avala el argumento municipal y de los afectados de que la realidad urbanística en el entorno de O Piricoto ha cambiado en las últimas dos décadas, lo que provoca que la urbanización se integre con más facilidad en la zona.

El Concello argumentó que el PXOM fija en los ámbitos cercanos (Castreliños, Subida á Costa, Vilouza y Pazo) urbanizaciones con una ordenación similar. "El criterio del planificador trasciende de una mera y singularizada ordenación en exclusiva para el específico ámbito litigioso, sin que sea de entender como dirigido a una indebida o inadmisible finalidad de eludir el cumplimiento de la sentencia" condenatoria, señalan los jueces en el reciente auto.

Los servicios jurídicos del Concello destacan este aspecto positivo de la resolución, ya que supone un espaldarazo al criterio de ordenación. La sentencia condenatoria de 1994 no concretó el alcance del derribo, señalando que deberá ser "parcial o total" hasta que se elimine el efecto de "pantalla implacable" de los edificios sobre el medio, y en particular sobre el Pazo de Castrelos.

Pese a ratificar este respaldo y desestimar en este apartado el recurso de los demandantes, la sala considera que la anulación del Plan Xeral hace desaparecer la base sobre la que se sostenía la licencia de 2012, y por tanto O Piricoto queda sin cobertura.

La odisea de los vecinos da así una nueva vuelta de tuerca y deja otra vez en la incertidumbre la urbanización. Su horizonte se había despejado en 2014, cuando el TSXG avaló por primera vez el proyecto de legalización, dando el plazo de un año para realizar las reformas necesarias. Posteriormente el Tribunal Supremo revocó esa decisión, ya que según esta alta instancia debía acreditarse la buena fe del Concello en todo el proceso hasta conceder la licencia. El TSXG dio audiencia a las partes y concluyó que la regularización no estaba viciada, reactivando la solución. Ahora ratifica esos argumentos, pero la desaparición del PXOM se ha convertido en una pesada losa que corta en seco la senda para poner fin, dos décadas después a los problemas de las 106 viviendas. A sabiendas de los posibles giros que podían dar los acontecimientos por seguir el asunto en los tribunales, los vecinos no llegaron a iniciar las reformas.

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