Imagen del proyecto facilitada por el CSIC

Un superviviente de los bajos fondos marinos. El rodaballo (Scopththalmus maximus) ha desarrollado un sistema visual mucho más refinado que el de otros peces y una acumulación de grasa en sus membranas celulares que le permiten resistir a las bajas temperaturas y la escasez de luz de las profundidades. Son algunas de las conclusiones de la secuenciación de su ADN que científicos del CSIC en el Instituto de Investigacións Mariñas y la Universidad de Santiago (USC) han logrado tras culminar la primera secuenciación de un vertebrado en España.

El estudio, publicado en la revista DNA Research y que permitirá mejorar su resistencia a enfermedades y, por tanto, su explotación comercial -Galicia es el principal productor europeo-, abre el camino al desarrollo de programas de selección genética o al diseño de posibles vacunas.

La secuenciación completa del genoma de este pez, llevada a cabo por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Investigaciones Marinas (Vigo), la Universidad de Santiago de Compostela y el Centro Nacional de Análisis Genómico de Barcelona abre nuevas puertas a investigar, no solo la resistencia del rodaballo a distintas enfermedades, sino también a profundizar en cómo otros peces responden a estas patologías.

Imagen del proyecto facilitada por el CSIC

El rodaballo, de cuerpo aplanado, forma romboide y con ojos en el lado izquierdo, sufre un proceso de metamorfosis durante su desarrollo, momento en que pasa a presentar la distribución corporal atípica de los peces planos. Por esta condición, vive en los fondos marinos, lo que ha implicado que se haya tenido que adaptar a condiciones de escasez de luz y aguas más frías.

"Hemos visto que muchos de los genes implicados en la visión, principalmente aquellos que codifican para pigmentos y los relacionados con la formación del cristalino, están duplicados en este vertebrado con respecto a otros peces, lo que indicaría que ha evolucionado para refinar su sistema visual adaptándose a las condiciones de poca luz que lo rodean", indica el investigador del CSIC Antonio Figueras, del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo.

Galicia, principal productor europeo

En lo que se refiere a su crecimiento, diferenciación sexual y resistencia a las enfermedades, los científicos han podido identificar los genes implicados más importantes, e incluso qué zonas concretas del genoma están relacionadas con estos rasgos productivos. "Esta información es esencial para desarrollar programas de selección genética más eficientes con el fin de identificar aquellos reproductores con las mejores características productivas", destaca Paulino Martínez, investigador de la Universidad de Santiago de Compostela.

España es el principal productor europeo de rodaballo de acuicultura y el 99% de esta producción tiene lugar en Galicia. Según un informe de la Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos, la producción de rodaballo en Europa alcanzó las 11.000 toneladas en 2014, un 38,3% más alta que en 2013. Ese mismo año, el valor estimado de la producción en Europa fue de 75,6 millones de euros.

Según Figueras, aunque en la actualidad el cultivo del rodaballo está bien establecido, los principales problemas con los que se pueden enfrentar los acuicultores están relacionados con la susceptibilidad de esta especie a diversas enfermedades de origen bacteriano, vírico o parasitario. Para muchas de estas patologías no existen todavía vacunas o tratamientos eficaces. Otro de los retos a los que se enfrenta el sector es poder acortar el tiempo en el que los ejemplares de este pez alcanzan la talla comercial. "Esto se podría potenciar haciendo selección genética de aquellos genes implicados en el crecimiento y en la diferenciación sexual, ya que las hembras poseen una mayor tasa de crecimiento en comparación con los machos", agrega Martínez.