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Condenan a 13 años de cárcel a una familia por agredir y azuzar perros contra la policía

Un chico, su padre, la abuela y otro familiar se enfrentaron a los agentes para frustrar el arresto de un joven - Los canes mordieron a dos agentes y atacaron a los refuerzos

Cuatro miembros de la misma familia han sido condenados a penas que suman 13 años y medio de prisión por agredir y azuzar sus perros contra los policías nacionales de paisano que acudieron a su domicilio en la calle Mantelas para detener a un joven por orden judicial. Se trata de un chico, su padre, su abuela y otro familiar. Los agentes tuvieron que pedir refuerzos para ejecutar el arresto y acabaron con lesiones: ambos sufrieron mordeduras de los perros así como erosiones y contusiones; además su ropa quedó destrozada y llena de sangre. Uno de los policías, además, recibió un puñetazo que le rompió la nariz.

El fiscal solicitaba penas de 6 años de prisión para cada uno de ellos, 24 años en total, pero la juez de Penal 3 de Vigo, que considera a los cuatro acusados autores de un delito de atentado a la autoridad y otro de lesiones rebaja a 3 años y medio las penas para tres de ellos y deja en 3 años la del cuarto. Además, como responsabilidad civil deben indemnizar de forma conjunta y solidaria a uno de los agentes heridos en la cantidad de 8.911 euros y al otro en 4.779 euros.

Los hechos considerados probados en la sentencia tuvieron lugar hace ya seis años, el 13 de enero de 2011. Sobre las siete de al tarde una pareja de policías nacionales de paisano realizaba labores de vigilancia en la calle Mantelas para cumplir la orden de detención y personación contra un joven llamado Cristian. Cuando llegó en un ciclomotor y los agentes procedían a esposarle, de la vivienda salieron varias personas para intentar frustrar el arresto. Así, Javier Ángel A.L. agarró a uno de los policías, le rompió la camisa forcejeando y lo arrojó contra un muro. Mientras tanto Miguel Ángel A.F. propinó un puñetazo en la nariz al otro policía, que tuvo que soltar a Cristian y recibió un golpe de otro de los acusados.

Como los agentes no cejaban en el intento de detener al joven, salieron de la vivienda el resto de los acusados y los perros de la familia, un bulldog francés, un cruce de Sar Pei y un labrador, a quien Juan Ramón A.M. con ayuda de Javier Ángel azuzaban contra los policías, según el fallo. Uno de los canes mordió a un agente en el muslo y otro a su compañero en el gemelo. Aunque en varias ocasiones se identificaron como policías, la situación les obligó a pedir refuerzos.

En su ayuda acudieron dos agentes de paisano pero en un coche patrulla con luces y sirenas. Aparcaron a la puerta de la vivienda, pero la familia -siempre según la sentencia- azuzó también los perros contra ellos. Elvira F.L., abuela de Javier Ángel y que entonces tenía 64 años, agredió a varios agentes rompiéndole el palo de una escoba a uno de ellos en la espalda. El enfrentamiento acabó con la detención de toda la familia.

La magistrada de Penal 3 resta credibilidad a la versión de lo ocurrido dada por los cuatro procesados durante el juicio para justificar su actuación: desconocían que los hombres que forcejeaban con Cristian fuera de la casa eran policías y salieron para defenderle.

La juez cree la versión de los agentes de paisano, que aseguraron haberse identificado pues resultaría extraño que con la que se organizó no lo hicieran. Además uno de ellos era conocido de la familia, habían preguntado por Cristian con anterioridad y el padre de éste sabía que su hijo estaba requisitoriado. La magistrada resalta que pese la gravedad de la situación y a que uno de los agentes sacó su pistola "nadie llamó a la Policía", por lo que sabían que eran agentes.

En su declaración, los cuatro integrantes de la familia fueron reconociendo las distintas agresiones a los agentes, aunque amparados en que desconocían que se trataba de funcionarios de la comisaría, incluidos los policías de paisano que llegaron en coche patrulla con luces y sirenas. "Primero hay que dar y después preguntar, no se identificaron", dijo Miguel Ángel en el juicio.

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