El caso de la discapacitada de Castrelos ha encendido las alarmas y remueve conciencias. Algo falló. Una mujer, a la que al parecer el padre de la fallecida encargó que cuidara de su hija y le hiciera la comida mientras estaba ingresado, acudió a verle al hospital porque aunque le había dejado comida para varios días no le contestaba al teléfono. Le recomendaron acudir a Servicios Sociales y así lo hizo. Para cuando los trabajadores de este departamento fueron a la vivienda de Castrelos acompañadas con agentes de la Policía Local, nadie abrió la puerta y se fueron de allí. Al día siguiente, una vecina que seguía preocupada avisó a la Policía Nacional. Los agentes alertaron a los bomberos, que accedieron por una ventana y encontraron en la cama a la mujer que había fallecido unos cuatro días antes. La autopsia apunta como causa de la muerte una posible infección respiratoria. Si bien su entorno atribuye lo ocurrido a la pena y al miedo. El conselleiro de Política Social, José Manuel Rey , manifestó ayer que su departamento sigue este caso "por el impacto social que tiene", y aboga por que estas personas cuenten con protocolos activados con la administración pública. Esta mujer estaba al cuidado de un familiar, su padre, pero no tenía un programa específico con la Consellería. "Lo importante", indica Rey, es reconocer su grado de dependencia y en este camino queda "mucho trabajo por hacer en Galicia".