El sector hotelero de la ciudad acaba de cerrar el mejor enero en seis años. En un mes donde las reservas de turistas son muy escasas, las cifras de viajeros sirven de termómetro de la actividad económica en la ciudad. Las que ayer publicaba el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan cierta reactivación. Así, aumentó el número de visitantes -en 890, hasta rozar los 17.000-, las noches que reservaron en la ciudad -en 3.626, hasta superar las 33.000- y ocuparon más de una cuarta parte de las plazas de la ciudad -un 26,3%, casi cuatro puntos más que el año pasado-.

El incremento del grado de ocupación es mayor si, en vez de calcularlo en base a las camas disponibles, se tiene en cuenta el número de habitaciones. Crece en seis puntos y medio, hasta superar un tercio del total -un 34,4%-. Esto refleja la reactivación de los viajes de negocios en la ciudad, ya que estos usuarios optan por habitaciones individuales.

Un "turismo de corbata" que procede principalmente de España. Y es que son los viajeros nacionales los que propician este incremento, mientras los extranjeros reducen su presencia. Durmieron en los hoteles vigueses 1.581 visitantes españoles más que en enero de 2015 -un aumento del 13%-, pero el descenso en 691 de los foráneos -un 17% menos, hasta los 3.415-, mitiga el crecimiento total hasta el 5,5%. Así, los primeros supusieron el 80% de todos los usuarios, mientras que hace un año no alcanzaban el 75%

Tanto nacionales como extranjeros aumentan ligeramente su estancia media en Vigo. De media, pernoctan 1,95 noches, lo que pone a la ciudad a la cabeza de los puntos turísticos gallegos en cuanto a duración de la visita por primera vez desde que hay registros.

El aumento de la estancia media y del número de viajeros cristaliza en un incremento de las pernoctaciones. Los hoteles vigueses facturaron 3.626 noches más -un 12% más- hasta las 33.032. Es el mejor resultado desde 2010, al igual que sucede en cuanto al número de viajeros y el grado de ocupación por plazas. Sin embargo, aún están lejos de su techo, en enero de 2008, cuando llegaron 27.475 viajeros, que se quedaron 51.775 noches, posibilitando un grado de ocupación por plazas hoteleras superior al 36%.

A pesar de que en 2015 afianzó su recuperación y en enero de 2016 confirmó la tendencia, el sector aún acusa de forma importante los siete años de desplome de sus cifras de negocio. Una muestra de los ajustes que ha efectuado para levantar cabeza es la dimensión de su plantilla. El número de empleados está en mínimos históricos. Ante el INE se han declarado 397 trabajadores en el primer mes del año, un recorte de un 8,5% con respecto al año anterior y de un 36% desde 2006, cuando alcanzó su techo -620 contratos-. Fuentes del sector admiten que los establecimientos han optado por aligerar plantilla y tener un porcentaje mayor de personal variable. Como en enero, un mes con escasa actividad, se aprovecha para dar vacaciones y concluir contratos, lo que se percibe en estos datos es un descenso de los fijos.

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