Su colorida y delicada presencia es sinónimo del buen estado de conservación de un ecosistema. Las mariposas del parque nacional marítimo-terrestre Islas Atlánticas son un excelente bioindicador de su salud ambiental y también de cualquier cambio o alteración que se produzca en el ecosistema. De ahí la importancia de contar con un registro sobre su variedad y número como el que arrancó el año pasado en tres archipiélagos con ayuda de voluntarios encargados de realizar este seguimiento.

El Edificio Cambón acogió ayer una jornada de preparación de la campaña de este año, que se desarrollará de nuevo desde la primavera hasta principios de otoño. Además de poner en común el trabajo realizado en 2015 y las necesidades de los voluntarios, el encuentro contó con la presencia de Miguel López Munguira, zoólogo de la Autónoma de Madrid y coordinador de la red BMS (Buterfly Monitoring Sheme) en España, en la que participan todos los parques nacionales a través del Organismo Autónomo.

"Es una metodología muy implantada en otros países europeos. Las mariposas son relativamente fáciles de observar y al ser muy sensibles a todo tipo de cambios son buenos indicadores del estado de conservación de la propia especie y de posibles alteraciones en el hábitat debidas, por ejemplo, al cambio climático. Lo interesante es tener una serie a largo plazo", explica Vicente Piorno, veterinario de Islas Atlánticas.

La metodología consiste en realizar de forma repetida unos recorridos prefijados y registrar las especies avistadas y su número, así como otras variables referentes al hábitat o la meteorología: "El año pasado realizamos 10 visitas anuales como mínimo a los transectos establecidos en Cíes, Cortegada y Ons. La idea es extenderlos ahora a Sálvora y mantener motivados a los voluntarios. Nosotros les facilitamos la formación y les damos apoyo para su trabajo diario y después reunimos todos los datos en la red común".

Las mariposas se adaptan a hábitats y condiciones ambientales muy diversas y las variaciones en su abundancia reflejan la existencia de cambios. En España viven más de 200 especies de mariposas, el 50% de las registradas en Europa. Y en el parque se han catalogado casi 40 diurnas y más de 180 nocturnas.