El Concello da por terminada su labor de auxilio de urgencia para solucionar la situación en la que quedaron varias familias del edificio de la calle San Salvador que quedó dañado por una explosión de gas la semana pasada. Tras diez días encargándose del alojamiento de los vecinos afectados, cuyas viviendas resultaron dañadas y por lo que se les facilitaron habitaciones en un céntrico hotel de la ciudad, el alcalde, Abel Caballero, avisó ayer que ahora ha llegado el momento en el que las responsables son ya las compañías aseguradoras. "Vamos a hablar con los seguros para que sean ellos los que se hagan cargo, porque el alojamiento de emergencia ya está cumplido por nuestra parte. Y ahora tienen que entrar los seguros a encargarse del alojamiento y de todo aquello que tiene que ver con la atención a las personas afectadas por esta deflagración", anunció.

Según cifró el regidor olívico, un total de 38 personas que fueron desalojadas de sus viviendas tras producirse la deflagración de gas butano en un domicilio del inmueble, permanecían ayer en el hotel México de la ciudad a expensas de poder regresar a sus casas.

Caballero detalló además que ayer mismo se produjo un "relevo" en la seguridad del edificio afectado, que desde el día de la explosión hasta ahora estaba custodiado día y noche por agentes de la Policía Local y Nacional. Pero anuncio que ahora ha pasado ya a ser vigilado por efectivos de seguridad privada. Considera el alcalde que con este cambio "empieza la normalidad" tras el fatídico suceso y por lo tanto que ahora son "los propios propietarios y los seguros" los que "se tienen que encargar de la custodia".

De hecho, el alcalde avanzó que será el propio Ayuntamiento el que se ponga en contacto con las compañías aseguradoras para que "se hagan cargo" de las 38 personas que todavía no han podido regresar a sus viviendas debido al estado de su domicilio por los daños causados por la deflagración.

La explosión fue de tal magnitud que los primeros informes técnicos certificaron que los vecinos no podrían volver a sus hogares de forma inmediata ni en cuestión de días. Además de los daños que hay que reparar, quedan numerosos escombros y deben realizarse tareas de limpieza. En el suceso, cuya deflagración no fue accidental, falleció Ramón González quien, según la investigación policial, abrió dos bombonas con la intención de quitarse la vida. En el suceso cuatro personas resultaron heridas a consecuencia de la explosión de gas butano que se produjo en la mañana del día 9. También se registraron importantes daños materiales en el resto de estancias del edificio y la onda expansiva afectó a varios inmuebles en un radio de 50 metros.