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Grave siniestro en el barrio de Casablanca

Las obras en el edificio de la explosión dejan sin fecha el regreso de los 66 vecinos a sus casas

La tesis principal atribuye la fuga de gas a un accidente, si bien la investigación sigue abierta y sin descartar otras posibles causas

Aspecto de una estancia de la planta 6, la más afectada. // FdV

Los 66 vecinos del edificio de la calle San Salvador de Vigo que el martes fue escenario de una potente explosión de gas butano, siniestro que se cobró la vida de Ramón González Sanz, deberán armarse de paciencia. El informe elaborado por arquitectos municipales del Concello sobre los daños concluye que el inmueble y sus viviendas "no alcanzan unas mínimas condiciones de seguridad y habitabilidad", por lo que se impone de forma "indispensable" la adopción de una batería de medidas "necesarias" para que propietarios e inquilinos puedan volver a sus hogares. La revisión y arreglo de las instalaciones generales, el desescombro, la reparación de la escalera o la reposición de las puertas de acceso a los pisos son las soluciones que se exigen. Junto a ello, cuando los servicios comunes de luz, agua y saneamiento estén operativos será cuando se permitirá "la ocupación progresiva" de los domicilios. Dados los trabajos a realizar, el regreso a casa "no será inminente". "No será ni mañana, ni pasado...; no van a poder entrar en bastante tiempo", dijo el alcalde, Abel Caballero, que como dato positivo confirmó que, "claramente", la estructura del inmueble no resultó tocada.

Mientras, sigue la investigación policial sobre las causas del siniestro. La principal tesis sigue siendo que se trata de una muerte accidental, si bien las indagaciones aún no han terminado y se analizan también otras hipótesis. En medios próximos al Partido Popular, partido al que el fallecido era afiliado, se aseguraba ayer que se habría encontrado un escrito dejado por el fallecido que permitiría abrir otras líneas de investigación. El documento fue hallado dentro de un maletín en el Colegio de Titulados Mercantiles, al que pertenecía.

Los residentes del céntrico edificio cumplirán hoy su cuarto día fuera de sus casas: 45 de ellos permanecen en el Hotel México y los restantes acogidos por familiares. El inmueble prosigue con custodia policial y numerosos vecinos acudieron con maletas para recoger ropa y otros efectos personales.

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Por lo de pronto, con el informe sobre daños y condiciones de seguridad del inmueble emitido por los arquitectos de la Xerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento que vieron el inmueble, ya pueden empezar los trabajos, algo que, precisó el alcalde, compete a "propietarios" y "aseguradoras". Peritos de los seguros, entre ellos el de la comunidad del inmueble, ya visitaron la construcción. Una portavoz de los afectados, Flora Sacau, señaló sin embargo que a ellos todavía no les trasladaron el referido informe. De ánimos están "bien," aunque reconoce que con el paso de los días, estar lejos de casa se les empezará a hacer "cansado".

¿Y cuáles son los daños en la construcción? El informe describe los efectos de la explosión en este edificio de 21 viviendas con más de 50 años de antigüedad -fue construido en los 60- y que se asienta en una estructura de pórticos de hormigón armado, forjado con viguetas y bovedillas del mismo material. Los destrozos son severos porque la deflagración se produjo tras la acumulación de una bolsa de gas en el piso 6ºA -el del fallecido- que se extendió a los pisos inferiores. Es esa planta, la 6, "la más afectada". En la casa del siniestro, dice el informe, "la práctica totalidad de la tabiquería se derrumbó", incluso la de las fachadas que dan a calle y patio interior, "afectando asimismo al tabique de separación" con la 6ºB, en el que hay "ventanas rotas", así como la puerta de acceso. La tercera vivienda de este nivel, aunque menos, también tiene daños severos.

Hacia arriba, en la planta 7, los pisos tienen ventanas "arrancadas o desencajadas" y hay destrozos de cristales y persianas, mientras que son ya más tenues, de puertas y placas del falso techo, los deterioros en el bajocubierta de los trasteros.

En las plantas inferiores, las del 1 al 5, los daños son menores, aunque acentuados en niveles más próximos al de la deflagración. Los arquitectos describen puertas de acceso a los domicilios "arrancadas de sus goznes o desencajadas", aunque otras resistieron a la "sobrepresión" que se produjo. Casi todos los pisos tienen afectadas "las carpinterias exteriores", sobre todo en las cocinas que dan al patio interior, y hay persianas "arrancadas o deformadas". Abajo, en el entresuelo, donde está la oficina de Fetico, se rompieron cristales, igual que en el portal de la planta baja de acceso al edificio y en el taller de coches allí ubicado.

Servicios comunes

Al margen de las viviendas, los elementos comunes del edificio están deteriorados. El ascensor presenta, en los niveles superiores, las puertas abolladas. No funciona. Subir por las escaleras hasta la planta 6 del siniestro no es difícil, pero en ese punto, advierten los técnicos, la cosa cambia: "Las condiciones de seguridad no son las ajustadas por carecer de protecciones" y "hay posibilidad de caída". Mejor pronóstico tiene la cubierta del edificio. "Aparentemente", exponen, "tan sólo presenta algún daño puntual en remates de la chapa de cubrición".

Luz, agua y gas, básicos en cualquier edifico, también se vieron afectados. "La totalidad de los suministros y servicios del edificio fueron cortados de forma inmediata como medida de seguridad", refieren los técnicos. Así, de nuevo en el nivel de la explosión se detectan "evidentes" daños en la instalación eléctrica. También fugas en las redes de agua y daños en los conductos y tendidos que van por el patio interior. El gas fue anulado por completo.

Ante este panorama en las casas y en la zona general del inmueble, los arquitectos municipales enumeran las medidas para recuperar las "condiciones de seguridad y habitabilidad" que ahora no hay. Para restablecer los servicios en zonas comunes y en cada piso habrá que hacer una profunda revisión de las instalaciones "por técnicos o entidades homologadas", que determinarán daños, reparaciones precisas y emitirán "los informes y certificados preceptivos". También habrá que reparar o al menos "adoptar medidas temporales de protección" en el núcleo de la escalera: en la planta del siniestro, al no haber elementos separadores con el piso 6ºA, se"delimitará" este ámbito para impedir el acceso a la misma. Y tanto en zonas generales como en piso, se tendrá que limpiar y hacer un desescombro integral, "incluyendo la retirada de elementos de carpintería y tendidos que puedan presentar inestabilidad de cara a patios o fachadas".

También, por "seguridad y privacidad" de cada hogar, se establece la reparación o reposición de las puertas de acceso rotas, "de forma que se puedan luego acometer las obras que procedan". Hechos estos trabajos, concluyen los técnicos, "cuando los servicios comunes de suministro eléctrico, abastecimiento de agua y saneamiento estén operativos podrá permitirse la ocupación progresiva de las viviendas".

Acceso controlado

Mientras tanto, afirman los arquitectos, se permitirá el acceso al inmueble, previa identificación ante los policías que custodian el edificio, al personal técnico de aseguradoras y constructoras para peritar o reparar daños. En las plantas 6 y 7 deberán ir con miembros de los cuerpos de seguridad. A estos niveles, dicen, no podrán ir vecinos: si necesitan enseres los efectivos los cogerán por ellos. Los residentes sí podrán acceder al resto de plantas previa identificación. Y sólo para coger pertenencias "de primera necesidad" y en un horario "fijado".

El alcalde indicó que los vecinos realojados en el hotel, dadas las "incomodidades" que ello supone, pueden "considerar" otras alternativas, si tienen posibilidad de trasladarse con familiares, ya que el regreso a sus pisos "no será inminente".

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