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Los 'CSI' sanitarios

Alertas epidemiológicas descubre que el producto con el que pintaron una prensa de vino es el origen de la intoxicación por plomo de dos personas

Más que con el doctor House que, si hace falta, allana la casa de un paciente para descubrir el origen de su dolencia, los identifican más con los CSI, equipos de investigación formados por científicos -pero sin criminólogos- que analizan concienzudamente un escenario hasta dar con una explicación a lo que ha sucedido. Son los investigadores de brotes de intoxicación del Servicio de Alertas Epidemiológicas del Sergas. Desde la Jefatura territorial de Pontevedra, el año pasado, han realizado pesquisas en 27 casos. La mayoría (20), fueron alimentarias. Una de ellos, fue el de la intoxicación por plomo de dos personas en el área sanitaria de Vigo. Hallaron su origen en la prensa que esta familia tiene en su casa para elaborar vino para autoconsumo. La habían pintado con un producto con minio de plomo -óxido de color anaranjado o rojo, que se usa para la protección del hierro-.

Medicina interna del Chuvi dio la voz de alarma en julio de 2015. Uno de sus pacientes, de 40 años, llevaba meses con dolor abdominal recurrente, estreñimiento y anemia. En la batería de pruebas que le realizaron, aparecieron altos niveles de plomo. El origen estaba en la casa. El Servicio de Medicina Preventiva avisó a Alertas epidemiológicas para que iniciara una investigación.

Las fuentes de exposición al plomo más habituales suelen estar en lugares de trabajo, pero en este caso se descartó. Medicina interna había comprobado que otro de los tres miembros de la familia también estaba intoxicado, aunque no presentaba síntomas. Un equipo de investigación se personó en su vivienda. Estas unidades están formadas siempre por un médico epidemiológico. Le acompaña un inspector de los cuerpos veterinarios, si el origen es alimentario, o uno de los farmacéuticos, si procede del agua. Como en este caso se desconocía, fueron los dos. Revisaron las cañerías, pero eran de PVC. Se siguió por los utensilios de la cocina, pero no había nada sospechoso. Continuaron por la bodega de la casa, donde la familia hace vino. Fue uno de ellos el que se acordó de que, tras la cosecha de 2014, habían pintado la prensa de las uvas y un molino triturador de maíz. Aún guardaban el bote de pintura, en el que figuraba la composición. Ya tenían hipótesis, que comprobaron con análisis del vino. El blanco tenía unos valores mayores de plomo -alrededor de 5 mg/kg- que el tinto -1,9 mg/kg- porque el prensado empezó por la uva blanca. De todos modos, ambos superaban con creces lo permitido -0,2 mg/kg-. "La prohibición del uso de plomo en la fabricación de pinturas, en vigor actualmente en algunos países, evitaría este tipo de intoxicaciones", concluyen.

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