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El centro de emergencias traslada a once víctimas de malos tratos a otras ciudades

Seis mujeres y cinco menores fueron enviados el año pasado a centros fuera de Vigo para protegerlos de sus agresores -Su coordinación con el Juzgado de Violencia es total

La directora del centro de emergencias de Vigo, Elena Molanes. // Ricardo Grobas

Existen diversas medidas de protección de víctimas de violencia de género: órdenes de alejamiento, imposibilidad de comunicación, pulseras telemáticas o incluso, la cárcel. Cuando nada de esto es suficiente hay que tomar decisiones más radicales.

El Centro de Emergencias de Vigo (Cemvi), quien acoge temporalmente a personas maltratadas, decidió trasladar a lo largo del año pasado a once víctimas, seis mujeres y cinco menores, a centros de otras provincias e incluso fuera de la comunidad gallega por encontrarse en situación de riesgo extremo.

No es su práctica más habitual, sin embargo, al ser casos de elevado peligro se vieron obligados a enviar a 6 de las 59 mujeres que acudieron al centro en 2015 fuera de la ciudad olívica para preservar su seguridad. "En el centro permanecen entre 5 y 6 días. En ese tiempo les ofrecemos apoyo psicológico, ayuda legal, cambio domiciliario y todo lo necesario para iniciar una vida nueva con total seguridad, ya sea en Vigo o fuera de aquí", asegura la directora del Cemvi, Elena Molanes.

Reagrupación familiar

Estos traslados se realizan en favor de una reagrupación familiar o laboral. "Para muchas mujeres que no cuentan con apoyos en la ciudad pero sí familiares fuera, es mucho más sencillo comenzar una nueva vida en otras zonas donde incluso pueden facilitarles un puesto de trabajo", añade Molanes, quien afirma que existe también una "coordinación total entre el centro de emergencias y el juzgado". "En el caso de que no se haya podido dictaminar una orden de alejamiento o que incluso así, la vida de la mujer continúe en peligro, el Juzgado de Violencia se pone en contacto con nosotros para comentarnos la situación y entonces estudiamos la posibilidad de enviarla a otro centro", relata la regidora.

Esta práctica también se lleva a cabo desde el propio juzgado, quien durante el segundo semestre de 2015 evacuó fuera de la comunidad gallega a tres mujeres acompañadas de sus hijos mejores.

Elena Molanes forma parte del centro desde su creación en 2009 y desde hace dos años es la actual directora. Por su despacho pasan diariamente todas las mujeres alojadas en el centro ya que también ejerce como trabajadora social. Reconoce que sí le asusta esta ola de violencia aunque asegura que tiene más que ver con la valentía de denunciar que con los malos tratos en sí.

"No se incrementó el maltrato sino que más mujeres se atrevieron a dar el paso de denunciar. La mayoría de ellas no sobrepasan los 30 años y son de origen español. Las extranjeras, por motivos de cultura o presión familiar, suelen retirar denuncias y regresar a sus casas con sus parejas", subraya Molanes.

"Se piensa que sin golpe no hay violencia, que una vejación no es maltrato pero sí lo es, muchas se sienten un cero a izquierda, anuladas como persona. Que alguien las escuche y les abra los ojos es lo único que les permite volver a a empezar", concluye la directora del Cemvi.

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