Si los entrenadores de fútbol base deben ser, ante todo, formadores, en los clubes profesionales lo que prima es el rendimiento. "A todos se nos paga por los resultados y, como decía Aragonés, solo vale ganar, ganar y ganar. Se publicó que Benítez corregía a los jugadores cómo le pegaban al balón, pero esto no puede hacerse a un nivel en el que se supone que ya están formados", sostiene.

Aún así, siempre es posible mejorar y la preparación psicológica juega un importante papel. Rivera, formado en Colombia y con un máster en Psicología Deportiva por Santiago, ha trabajado con jugadores de la liga española y de la selección absoluta de Chile: "He asesorado a futbolistas que tras pasar por la cantera del Barça pierden su ilusión o que son muy buenos pero quieren conseguir el máximo potencial y ser más importantes para su equipo. Para que algo mejore hay que entrenarlo y siempre les exijo compromiso para superar el día del examen, que es el partido. "