Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Invasión de un área arqueológica

Los radares de Salvamento en San Miguel de Oia, paralizados

El trazado del cable para suministrar energía discurre por zona de yacimientos rupestres

Torreta del edificio de Toralla que se reubicará en San Miguel de Oia. // M. B.

La entrada en funcionamiento de la nueva estación de vigilancia de Salvamento Marítimo en montes de San Miguel de Oia acumula un mes de retraso. El grueso de la obra civil, adjudicada por Sasemar (Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima) a Tragsa en 531.000 euros, está ejecutada, pero una fase menor aunque fundamental permanece bloqueada por orden de Patrimonio de la Xunta. El trazado del cableado para suministrar electricidad al entramado de radares que desde esa atalaya servirán para controlar el tráfico marítimo en la Ría de Vigo y coordinar las operaciones de asistencia y rescate en el mar atraviesa un yacimiento rupestre a la altura del parque forestal de Saiáns.

"Si hay que desviarlo no hay inconveniente pero entretanto llevamos esperando un mes, y en teoría la estación debería estar en marcha". Fuentes del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Vigo expresan de ese modo la impaciencia que comienzan a sentir por la lentitud a la hora de resolver de los distintos departamentos implicados. Después de que Patrimonio paralizase la actuación, se le exigió a Tragsa que entregase un informe municipal con las posibles soluciones para que el departamento autonómico pudiera pronunciarse. Pero el documento todavía no salió del consistorio y para cuando esto suceda aún habrá que esperar a que el organismo de la Xunta lo estudie y dictamine, decisiones que suele tomar con bastante parsimonia.

La caseta de la estación de vigilancia marítima, sobre cuya cubierta se montarán las antenas de 34 metros que ahora funcionan en el edificio de la isla de Toralla, ya está construida. Ocupa 400 m2 de los 5.000 en total que abarca el ámbito con la franja de seguridad exigida a este tipo de infraestructuras de telecomunicaciones. Propiedad de la comunidad de montes de San Miguel de Oia, los trabajos en esta parcela comenzaron el pasado octubre, una vez concedió licencia la Gerencia de Urbanismo. El permiso municipal también tardó en llegar, e incluyó casi un mes de exposición pública de la actuación. Con tanta cautela nada hacía suponer que surgiera algún inconveniente con el aspecto más insignificante del proyecto, como el enterramiento de apenas cien metros de cable.

Comuneros de Saiáns

En cambio, al presidente de los comuneros de Saiáns, Uxío González, no le sorprende la orden de Patrimonio de paralizar las obras en la parte que sí discurre por terrenos de su esta parroquia. Asegura que fue su directiva la que advirtió a Salvamento de que la zona por donde pretendía colocar el cableado está catalogada como de especial protección arqueológica. De hecho, una de las rutas senderistas promovidas por el gobierno local publicita un recorrido de interés "etnoarqueológico", destacando la existencia de petroglifos y de restos de castros. Los expertos sitúan el origen de este yacimiento en la Edad de Bronce y para explicar su ubicación hablan de un " lugar estratégico para la observación y vigilancia de la ría", justo lo que busca Sasemar colocando unos cientos de metros más arriba su torre de comunicaciones, ya en montes de San Miguel de Oia.

Para González no hay una solución sencilla al problema con el que ha tropezado Sasemar. "Creo que no hay petroglifos por donde cruza el cable pero en toda la zona existen restos de yacimientos. Es un área muy amplia, que abarca casi todo el entorno del parque forestal de Saiáns, y por eso figura en el Plan Xeral como de especial protección arqueológica", apunta el presidente de los comuneros. A su juicio, la extensión que figura en el PXOM donde se prohíbe de forma expresa intervenciones de cualquier índole "es excesiva", hasta el punto de que los propios comuneros llevan años intentando que Urbanismo revise las fichas de este ámbito forestal de Saiáns.

La paralización de Patrimonio no ha impedido que Tragsa pudiera seguir avanzando en el resto de las actuaciones relacionadas con el proyecto de la estación de vigilancia. Ahora poco más quedaría por hacer salvo iniciar el desmantelamiento de las antenas de Toralla para trasladarlas hasta San Miguel de Oia, operación que, sin embargo, queda en suspenso hasta que la caseta disponga de energía eléctrica.

Por situarse a 360 metros de altitud sobre el nivel del mar, con panorámicas que abarcan desde Cabo Silleiro hasta Finisterre, la reubicación en este emplazamiento de los sistemas de telecomunicaciones de Salvamento supondrá una mejora sustancial en la transmisión de las señales de radar al centro de Sasemar de Vigo, en el edificio de la Estación Marítima. Además. los equipos fueron renovados hace muy pocos años tras una inversión superior a los dos millones de euros.

Compartir el artículo

stats