El ventanal que preside la entrada de la Colegiata está conformado por cuatro grandes vidrieras triangulares que guardan una gran familiaridad con los adornos del techo de la cúpula central del Valle de los Caídos: su autor.

Santiago Padrós, considerado el mejor mosaiquista del siglo XX en España fue el encargado de crear estas cristaleras en 1965. El paso del tiempo ha obligado su restauración, pero sin eliminar la esencia de este artista.

Este mismo escultor es el autor de los escondidos, pero no por ello carentes de belleza, mosaicos de la Concatedral que se sitúan en el ábside y en el arco triunfal. Según palabras del doctor en Historia de Arte, Carlos Sastre, estos no pudieron ser concluidos porque Padrós falleció prematuramente en un accidente de tráfico y nadie era lo realmente bueno como para terminarlo.

Esto pone en valor el patrimonio de Vigo, mucho más valioso de lo que pueda parecer.