Doscientos años han pasado ya desde que se colocara la primera piedra de su reedificación en 1816. Las inclemencias y el paso del tiempo han hecho mella en ella otorgándole un aspecto deteriorado que dista de la imagen señorial con la que fue erigida.

Con motivo de conservar una de las señas de identidad histórica de la ciudad, la iglesia de Santa María se encuentra en pleno proceso de renovación. En el mes de noviembre comenzaron las obras de rehabilitación de sus vidrieras y se espera que próximamente se instale una réplica del único vestigio que queda de la antigua Colegiata: su portentoso tímpano, con la representación de la Anunciación y Epifanía.

Se trata de una pieza estudiada durante años por su peculiaridad y excepcionalidad. Cuando a principios del siglo XIX la explosión del polvorín del castillo de San Sebastian y los festejos de la Reconquista resquebrajaron las paredes forzando la demolición de la antigua iglesia de Santa María, muchas de las representaciones que en ella había se fueron tirando o empleando para pavimentación de calzadas. Todas menos una.

El tímpano original, que presidía el templo y saludaba a los fieles a su entrada, fue el único que sobrevivió a estos enfrentamientos. Por ello y por su gran valor arquitectónico, ocupa actualmente un puesto de honor en el Museo Provincial de Pontevedra. "Tras el derribo de la antigua iglesia, esta pieza quedó tirada, un desconocido la compró y luego el Museo de Pontevedra la adquirió", explica el párroco de la Concatedral, Don Moisés Alonso, quien añade que "no se trata solo de un símbolo de esta parroquia sino de todo Vigo e incluso de Galicia".

Aunque valora el interés por conservar y mantener la pieza cuidada, reconoce que "la Iglesia de Santa María está vacía sin ella, por ello se pidió que se hiciera una reconstrucción de la misma" para que todos los feligreses pudieran disfrutar de la única herencia material del antiguo templo.

Se situará en el hall derecho

Su petición fue atendida por la Diputación de Pontevedra quien encargó a la Escola de Canteiros su reproducción. "Estaba prevista colocarla en el emplazamiento original pero por motivos de Patrimonio nos impidieron que tocara las paredes, por ello hemos construido también dos columnas de dos metros sobre las que apoyaremos el tímpano", afirma el director de la Escola, Enrique Varela. Finalmente la réplica se expondrá en el hall de entrada al baptisterio, en el lado derecho del mismo.

Todavía se desconoce cuándo se colocará esta copia pero, en palabras de Don Ramón, otro de los sacerdotes de la Concatedral, "ya que se esperó tanto por ella no nos costará esperar un poquito más, aunque sí estamos deseando que sea colocada próximamente".

Tanta historia tiene el tímpano original como la réplica creada por los canteros pontevedreses.

La reconstrucción de esta requília arqueológica de la Concatedral viguesa ha pasado por tres manos diferentes y cuenta con una peculiaridad no prevista con respecto a la original. "Comenzó a realizarla un alumno de la Escola, pero abandonó pronto, así que nosotros, en vez de continuar con su labor, decidimos darle la vuelta a la piedra y realizarla enteramente por detrás", comenta Enrique Varela.

Un segundo alumno empezó de cero con la obra que fue terminada el pasado verano por un tercer canteiro. "Lo complicado de su realización es que los trabajadores no tenían el original para poder copiarlo, se valían solo de fotografías, donde nunca se ven los detalles perfectos y de sus múltiples y continuas visitas al Museo para tener una imagen visual de la misma", añade Varela.

Esta réplica es de granito silvestre y tiene unas dimensiones muy similares a la original: 260 centímetros de ancho y 135 de alto. Su peso sí es ligeramente inferior a la auténtica pieza, 1.500 kilos. Desde la Escola cifran su fabricación por 7.000 euros y en ella se respetó la misma representación que la original: una composición de la Anunciación a la izquierda y otra de la Epifanía a la derecha. Dicho así puede parecer una composición cualquier o incluso normal para la época. Nada más lejos de la realidad.

La rareza de su composición

El Museo de Pontevedra la fija a final del siglo XV, coincideindo con la elevación de iglesia a Colegiata, que fue en 1497. Si ya datarla fue y es complicado, entender su representación también resultó perplejo para muchos artistas e intelectuales de la época. Un artículo de 1994 del estudioso Xosé Filguera fecha la pieza como una obra "cuatrocentrista". Destaca la rareza que supone que un artista desarrollara dos composiciones en el mismo lado del dintel lo que le confiere un valor mucho mayor incluso.

En el segundo centenario del levantamiento de la iglesia de Santa María, el excepcional tímpano no será el único regalo que va a recibir. Antes de que termine el mes de enero podrá presumir de nuevas vidrieras tanto en la parte delantera como en los laterales del baptisterio.

David Blanco es uno de los encargados de su restauración. "Lo hacemos con mucho ciudado para perservar su tradición, pero la verdad es que está basntante desgastada por el tiempo, y más al estar a la intemperie", reconoce el restaurador.

Se trata de un total de seis cristaleras en forma de triángulo que presiden la entrada exterior y uno de los laterales de La Colegiata. Sin modificar la línea de su creador original, Santiago Padrós, se reforzará su interior con una armadura mucho más gruesa ya que el óxido y el paso del tiempo realizaron estragos en ella.

"Esta iglesia presenta un estilo neoclásico único en Galicia, no queremos que esto cambie pero sí tenemos que actualizarla. Está deteriorada y por ello vamos a ponerla al día", añade Don Moisés, quien pronto celebrará sus 20 años al frente de esta parroquia.