Muchos locales del Casco Vello y alrededores de la ciudad continuaban su funcionamiento gracias a unos alquileres de renta baja. La llegada del 2015 obligó a una adaptación de su cuantía a precios de mercado, obligando a muchas empresas y pequeños negocios a bajar sus persianas e imponiendo a sus propietarios a colgar carteles de "se vende" o "se alquila" en los escaparates.
Un año después muchos de estos locales y bajos comerciales siguen con el mismo letrero o con sus puertas cerradas a cal y canto ante la ausencia de compradores y arrendatarios. Según datos de la Federación gallega de agencias inmobiliarias (FEGEIN), tan solo uno de cada cuatro bajos volvió a regentar actividad en este año, un escaso 25% que en contraposición de lo que pudiera parecer y en palabras de su presidente, Benito Iglesias, invita al optimismo. "El gran problema de estos locales es su reducido tamaño y que muchos están en malas condiciones. Se necesita tiempo y dinero para arreglarlos, por ello muchos propietarios esperaron este primer año para adecentarlos y , a un precio inferior al de mercado, volverlos a ofrecer al público", reconoce Iglesias.
Desde la Cámara de Comercio de Vigo fijan en poco más de 500 los bajos comerciales y edificios que quedaron vacíos una vez el precio de sus alquileres se adecuaron al del mercado. El gerente del organismo olívico, José Manuel García Orois, reconoce que poco a poco estos espacios volverán a albergar actividad. "El volumen de demanda se está incrementando por lo que a los propietarios no les interesa tenerlos cerrados", reconoce García Orois, quien añade que "el perfil de estos nuevos negocios responde mayoritariamente a asociaciones de empresarios o central de compras que a franquicias".
La inmobiliaria olívica Remax Balaídos dispone de varios locales y pisos que estaban sujetos a esta renta antigua y reconocen que empiezan a tener tirón, sobre todo por su ubicación. "La localización de estos espacios es lo que más atrae a la gente. Muchos empiezan a preguntar por ellos y sabemos de comercios que han intentado renegociar los precios con los dueños para no irse. Por ejemplo, nosotros tenemos un edificio en Marqués de Valladares con estas características y sus propietarios han pasado el año reformándolo para poder ponerlo nuevamente en alquiler", explica Neli Valverde, agente asociada de Remax.