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El último traslado de ingresados en la reordenación del área

El Rebullón echa el cierre el martes tras cuatro décadas de atención a la salud mental

Alrededor de 250 trabajadores que pasaron por el centro se reunieron para despedirlo -El adiós de uno de los últimos psiquiátricos supone la clausura de un ciclo en la atención

La reordenación de la atención hospitalaria del Sergas en Vigo, que comenzó en junio con la apertura del Álvaro Cunqueiro, da el martes uno de sus últimos pasos, con el cierre del Hospital Psiquiátrico Rebullón. El traslado al Nicolás Peña de los 67 pacientes que hoy ocupan sus 68 camas será la última mudanza de ingresados de esta reestructuración del Chuvi. Entonces, el edificio se convertirá en el tercero en perder su uso sanitario y echar el cierre, tras el centro de especialidades de Coia y el policlínico Cíes -al Xeral y A Doblada están en vías de hacerlo-. Alrededor de 250 de los trabajadores que formaron parte de sus cuatro décadas de historia dedicadas a la salud mental se reunieron ayer para recordar las vivencias que los unen a él y despedirlo.

La historia del inmueble comienza mucho antes que la del Rebullón. Durante la Segunda República albergó una colonia infantil, donde los niños realizaban actividades durante las vacaciones. Tras la Guerra Civil, lo adquirió el Real Patronato de la Lucha Antituberculosa de España, y creó allí un centro para la zona. Sobre sus cenizas, fue la Diputación de Pontevedra la que levantó en 1975 el hospital psiquiátrico que ahora alcanza su ocaso. La memoria para recordar esto -y compartirlo- es la del doctor Arturo Rey, el segundo director del Rebullón de 1975-1990, tras el breve paso de José Teijeiro Rois.

En aquella época, la atención psiquiátrica estaba fuera del sistema sanitario y cada región tenía su modelo para cubrirla. Si en otras se hacía cargo agrupaciones religiosas, en Galicia lo hicieron las Diputaciones. "La idea era hacer un almacén para traer los que le correspondían a Pontevedra y estaban en Conxo", recuerda Rey. No fue así. El diputado vigués Saturno Rodríguez Blanco, al que le encomendaron la apertura del centro defendió a los profesionales en la idea de alejarse del concepto de manicomio y huyendo de las rejas, las ataduras y los aislamientos, entre otros métodos coercitivos habituales en aquella época. "Había influencia del psicoanálisis y la antipsiquiatría, introduciendo el trato humano y el respeto al paciente, una filosofía que era muy moderna y novedosa por entonces"; describe el actual jefe del Servicio de Psiquiatría del Chuvi, José Manuel Olivares. Supuso toda una revolución en la salud mental gallega de los años 70.

Abrió en 2015, pero no realizó su primer ingreso hasta enero de 1976. "Un hombre de Cangas, por un problema alcohólica". La memoria, en este caso, es del doctor Tiburcio Angosto, que participó en el nacimiento del hospital "Fueron años de gran ilusión, con un proyecto en el que todos compartíamos, de salvaguardar los derechos humanos de estos pacientes", rememora. Fue en julio de ese año, con el traslado de pacientes por el incendio en el sanatorio de Conxo, cuando cogió ritmo. Se puede decir que El Rebullón era un centro de beneficencia, que trataba solo a agudos. Desde 1977, se dividió la población de la provincia en tres zonas -lo que se conoce como sectorización-, y de cada una se hizo cargo un psiquiatra para poder atender no solo a los agudos en el Rebullón, sino hacer tratamiento ambulatorio y seguimiento. Cumplían así con su vocación de hospital abierto a la comunidad, que también les llevó a establecer dispensarios en distintos municipios: Tui, Caldas, Ponteareas.

En el inicio de la década del cerebro y cuando los fármacos cambiaron, la atención psiquiátrica por completo, el doctor Víctor Pedreira tomó el relevo de Rey en la Dirección (del 90 al 94). "Fue una época muy apasionante, de cambios", describe. El encargo que recibió fue adaptarlo a la Ley General de Sanidad, de 1986, que decreta el cierre de los psiquiátricos y su sustitución por una red asistencial. Un objetivo que se ha tardado en cumplir tres décadas y que culmina el martes con el adiós del Rebullón. "Estamos francamente de enhorabuena porque eran espacios de marginación, segregación y estigmatización", se congratula el doctor Pedreira. Al tiempo, tiene "una sensación agridulce" porque coincide también la jubilación de una generación y "se acaba una manera de entender la psiquiatría, de praxis asistencial, es un fin de ciclo".

En ese tiempo, se sacaron del Rebullón las consultas y se acercaron a la población con las distintas unidades de salud mental. El cambio más importante, llegó con el traslado de la hospitalización de agudos a un hospital general. Primero, al Nicolás Peña y, desde agosto, en el Álvaro Cunqueiro. Con el doctor José Manuel Piñeiro, el último director del psiquiátrico (1994-2000), se produjo la integración en el Sergas (1996). "Adaptarse a unas estructuras diferentes fue complicado", explica.

En el edificio principal del recinto -de 17.000 metros cuadrados construidos- ya se apilan las cajas, los muebles y hasta las plantas, etiquetados con el lugar que ocuparán en el Nicolás Peña. Tras el cierre del martes, el Sergas empleará una parte, durante un tiempo, para almacenar el mobiliario y equipamiento de los edificios que cierran, y articular un programa de préstamo a pacientes. En el recinto, de 25.666 metros cuadrados y propiedad de Patrimonio de la Xunta, permanecerá una base del 061, el archivo de historias clínicas del Sergas y las dependencias de Cogami.

"Recuerdo el tiempo aquí con nostalgia y mucha pena, sobre todo, pensando cuál va a ser su futuro", expone Rafael F. Sanmiguel, administrador general del centro durante su pertenencia a la Diputación, y subraya: "Esta muy aprovechable". Considera que es "un sitio maravilloso" para una residencia de mayores. La propuesta es compartida por muchos. "Los sociosanitarios son unos de los recursos más deficitarios que tenemos", apoya Tiburcio Angosto. Arturo Rey expone: "Sería bonito cerrar el círculo; ya que empezó como un lugar para niños, que acaba como un centro para mayores".

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