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La nave que mima el pasado

Los marineros artesanales de Bouzas estrenarán este trimestre el almacén en donde resguardar sus barcos tradicionales y enseñar a repararlos

Exterior del almacén en construcción, en el paseo de Bouzas. // Fotos de Marta G. Brea

Cada vez que llueve, miembros de la Asociación de Marineros Artesanales y Deportivos de San Miguel de Bouzas tienen que acudir a achicar el agua que se acumula en las 18 embarcaciones tradicionales que tienen atracadas en los pantalanes de la villa. En un día de intensos aguaceros como los de la semana pasada, llegan a retirar tres mil litros de agua de una sola nave, la trainera de once metros de eslora y dos de manga. Demasiados cubos de agua para sus espaldas. Ya se han hecho con unas bombas eléctricas que les facilite la labor. Sin embargo, en poco tiempo no les harán falta. Las obras de construcción del almacén que se convertirá en su nueva sede encaran su recta final y el colectivo espera estrenarlo en el primer trimestre del año. En la nave pondrán a resguardo estos barcos durante el invierno, pero no será lo único que conserven en ella. Su pretensión es emplearla también para transmitir los secretos de su reparación, el arte de la carpintería de ribera.

La asociación estrenó en 2008 el primer pantalán de España dedicado a embarcaciones tradicionales, en el que aglutinan ejemplos de casi el 95% de las numerosas tipologías de naves de artes menores que surgieron en la comunidad. Un año después, iniciaron los trámites para contar con el almacén donde poder cobijarlas durante el invierno y repararlas. El proyecto inicial, refiere una superficie total de 670 metros cuadrados y 269, construida, con un presupuesto de 246.600 euros. El presidente del colectivo, Ramón Vázquez, cuenta que la obra está "bastante avanzada". Con los cierres, los portales y las ventanales concluidos, los operarios se afanan en el interior con trabajos de fontanería, electricidad y pintura.

Mientras, las embarcaciones permanecen en el pantalán más protegido del azote del viento, junto a la playa. Para evitar deterioros, los marineros artesanales se esfuerzan en "tenerlos muy bien amarrados", con muelles y elásticos para resistir las ráfagas, explica el vicepresidente, Braulio Puga. Hasta ahora, las sacaban del agua en abril, para ponerlas a punto de cara al verano. "Lo hacíamos a todo correr, con la lengua fuera", lamenta Vázquez. Con la nueva nave tendrán mucho más tiempo para "tratarlas bien".

El colectivo cuenta con dos o tres carpinteros de ribera, oficio que se ocupa de la construcción artesanal de embarcaciones en madera y del que quedan muy pocos representantes. Los que hay en Bouzas son "gente jubilada, que procede de otros oficios, y que les gusta esto". A ellos se suman otros miembros de la asociación que "por ocio" arreglan un remo, una vela... La pretensión es que el curso de patrón de barcos tradicionales, que estrenaron con éxito el año pasado -con 18 personas de todas las edades-, incluya también lecciones de reparación. "Nuestro futuro pasa por ahí, por pasar este cariño a las embarcaciones y estos conocimientos a las nuevas generaciones.

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