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La misión del águila "007" y el halcón "Garcillo" en O Berbés: espantar gaviotas

Ni trampas con tanzas ni espantapájaros ni tampoco drones: al final el Puerto recurre a la milenaria práctica de la cetrería para evitar que las gaviotas entren en las naves de O Berbés

Un águila sobrevuela el puerto de O Berbés para ahuyentar la presencia de gaviotas. // Marta G. Brea

Salen a patrullar el cielo de O Berbés antes del amanecer y al mediodía vuelven al aeropuerto de Peinador. Es la rutina, de lunes a viernes, de los halcones adiestrados por la empresa Amdax Dremas, encargada del Servicio de Control de Fauna de la Autoridad Portuaria y que desempeña la misma actividad en la terminal viguesa, donde cuenta con un recinto específico para la estancia y el cuidado de estas aves rapaces.

Hace poco más de un año que el Puerto decidió recurrir a la milenaria práctica de la cetrería para cumplir con las exigencias de las autoridades sanitarias, basadas en directrices de la UE, que obligan a garantizar la ausencia de gaviotas en las zonas de exposición y venta de pescado durante su actividad. Antes el departamento de Medio Ambiente del Puerto habían probado casi todo para mantenerlas fuera de la lonja de O Berbés: desde trampas con tanzas hasta drones. Pero las "patiamarillas" son muy astutas y además se presentan en bandadas atraídas por el olor de unos muelles que reciben hasta 300 toneladas de capturas al día. Un combate que parecía imposible hasta la llegada de patrulleros como el águila Harris 007, bautizada así en homenaje a James Bond.

No es que ya no entren en la lonja, es que las gaviotas ni siquiera se acercan por muy cargados que lleguen los barcos. "Es una imagen que llama la atención por el contraste con lo que ocurría hace pocos años. Nunca habríamos imaginado que un día atracase un buque lleno de sardinas sin ellas alrededor", explican los responsables de Medio Ambiente.

Los tripulantes se asombran del miedo que infunden 007 y Garcillo -el halcón que le acompaña- sin necesidad de volar, sólo permaneciendo posados sobre los brazos de sus cetreros, Álex y Fernando, mientras estos hacen su recorrido habitual por los muelles. "¿A que no ves ninguna por aquí? Pues si no fuera por estos halcones las gaviotas se colarían en la lonja. A veces, por mucho cuidado que tuviéramos, incluso iban caminando detrás de las carretillas sin darte cuenta. Son listas, ¡la madre que las parió!", contaba el marinero portugués João Tramcoso.

Tal es la efectividad de los halcones en la misión que desempeñan en el puerto pesquero que la Autoridad Portuaria considera solventado el problema. Solo que siempre dependerá de la actividad de estas aves. O Berbés se encuentra a muy pocas millas de distancia de una de las colonias de "patiamarillas" más numerosa de la franja atlántica europea, por lo que el primer puerto del Viejo Continente por volumen de descargas ofrece a estas carroñeras un suculento y variado menú. "Mejor para nosotros, porque tenemos trabajo, y porque al mismo tiempo prestamos un servicio necesario", apunta Álex sin dejar de alimentar con trozos de pollo a 007.

Por este servicio de halconería, la Autoridad Portuaria paga al año a la firma catalana Amdax Dremas 45.000 euros, una cantidad bastante más reducida que el coste de adquisición de un pájaro mecánico que probó hace dos años. "Aquel dron ni atacaba a las gaviotas ni las ahuyentaba. Pasaban de él", recuerdan los empleados del Puerto, que insisten en la "entregada labor" de los cetreros. "Estamos muy contentos con ellos", apuntan.

Álex y Fernando acuden a O Berbés cada día de actividad en la lonja. Comienzan a las 5.00 horas y concluyen su jornada a las 12.00. A veces, sueltan los halcones para ejercitarlos y otras para reforzar su poder de disuasión sobre las gaviotas. "Se comunican entre ellas y saben que estamos aquí", explica Álex sobre la escasez de vuelos de ataque. La responsabilidad de plantar cara al enemigo no solo recae en 007 o Garcillo.

Los cetreros rastrean cada rincón de la lonja, tejados y huecos de los edificios en busca de nidos para perforar los huevos con el objetivo de frenar el asentamiento de la colonia en esta dársena.

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