Las galerías comerciales ganan fuelle. Tuvieron su máximo esplendor a principios de los 90 pero con el paso de los años fueron perdiendo fuerza en detrimento de los grandes centros comerciales. Muchas tuvieron que cerrar sus persianas y ver como poco a poco los negocios que en ellas operaban colgaban el cartel de 'se vende' o 'se alquila'. Su futuro se preveía muy negro, sin embargo supieron reinventarse y en los dos últimos años dieron un vuelco de 180 grados a esta tendencia.

Vigo cuenta con una decena de galerías en la ciudad y en ellas un total de veinte negocios se han abierto desde el 2013. No solo las cifras confirman esta tendencia, sino que los propios empresarios dan fe de la situación. Alexandre Bastos, dueño de la tienda Libera en una galería de Camelias afirma que a su llegada, el número de locales abiertos eran muy pocos y con el paso del tiempo se han ido llenando. "Cuando empezamos estábamos solo un par de negocios, y de repente en el último año abrieron un montón. Nosotros estamos muy contentos con la situación, siempre pasa gente por las galerías, es más tenemos otra tienda en otras galerías y también nos va bastante bien", relata el empresario.

Isabel Romero es una de estas nuevas trabajadores que abrieron un local en Centro Comercial 3, las galerías de Camelias. Su copistería lleva pocos meses en funcionamiento y no se arrepiente de haberse situado en una zona interior. "Encontramos este local, que es uno de los pocos libres aquí, y aunque sea el último estamos contentos con la decisión. En las galerías siempre hay mucho movimiento y que un cliente venga a una tienda en concreto ya implica que vean la tuya", explica Isabel Romero, copropietaria de la copistería.

Elevan el gasto en publicidad

Los empresarios con locales en esta situación saben que tienen que atenerse a una serie de 'normas' diferentes a las que desarrollan propietarios de negocios situados a pie de calle. Por un lado, el gasto en publicidad. Alexandre Bastos afirma que el dinero invertido en promoción es mucho mayor que en una situación normal, pero también asegura que compensa. "Nosotros podemos llegar a gastarnos cerca de 1.000 euros al mes en propagandas y anuncios. La gente no te ve tan fácilmente como un negocio de calle, así que tienes que darte a conocer de alguna otra forma", corrobora.

Este elevado gasto publicitario se equilibra con los precios de los alquileres. Al estar en un sitio interior, el importe es más bajo. "Nosotros buscábamos un local en una calle céntrica, pero los precios son muy altos, así que preferimos alquilar un bajo en una galería comercial porque pagas menos. Invertimos más en publicidad que un negocio normal, pero compensa", narra Adriana Menéndez, dependienta de una tienda de ropa en las Galerías Gran Vía, donde en tan solo una semana se abrieron dos negocios.

Rosa Rodas lleva con su negocio situado en Traviesas desde hace 40 años. Reconoce la temporada de bajón, pero también la de recuperación. "Con la llegada de los centros comerciales, nosotros nos venimos más abajo, pero bueno, desde hace poquito sí notamos una mejoría. Los alquileres son más baratos, hacemos más gasto en publicidad y a la gente comienza a gustarle también, aunque los grandes siguen por delante, claro", lamenta la profesional, quien afirma qué la apertura de negocios en galerías en un buen síntoma para todas las demás.