Fue Premio Extraordinario de Bachillerato en la edición de 2015 tras finalizar sus estudios en el Rosais 2 y ahora, esta joven viguesa de trayectoria "sobresaliente", recuerda su etapa de instituto ya con base en Salamanca, ciudad en la que ha iniciado su vida universitaria. Candela Martínez, de 18 años, estudió Primaria en el García Barbón y Secundaria en el Rosais 2. Por su brillante expediente superior al 9 de nota media (para ser candidato a los galardones de Bachillerato es necesario superar el 8,75 de puntuación media) aspiraba junto a casi 350 alumnos gallegos a la distinción que concede la Consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria. Es una de los 20 elegidos en toda Galicia y en este caso de Vigo y de enseñanza pública, con 1.000 euros de premio en metálico para cada uno de ellos.

"Cuando me enteré de que había quedado entre los ganadores fue una sorpresa, no me lo esperaba; por cierto, ya fue iniciado el curso en Salamanca, en la recta final de 2015. Es que además de la nota media tuvimos que realizar unos exámenes en septiembre, de comentario de texto, inglés y una optativa; yo elegí literatura universal. Las pruebas eran muy distintas a las de selectividad y a las que estábamos acostumbrados en el instituto, por eso no ponderé si me habían salido bien. Al final sí", cuenta Candela, en la casa de Vigo por Navidad: "estudiando para los primeros exámenes de la carrera, que los tenemos ya a la vuelta de vacaciones". Tiene dos hermanas mayores que también han cursado titulaciones vinculadas a letras. "Sí, soy de letras puras, la verdad. Elegí de optativa en la prueba literatura universal, imagina...", bromea Martínez. Con la nota de expediente y la selectividad Candela alcanzó un 12,4. Sin embargo no pudo llevarse la matrícula de honor en su instituto: "había muy buenas notas, unas seis o siete matrículas, y por una décima no la conseguí", cuenta en referencia al Rosais 2. Pese a no obtener la matrícula, ha sido la única en la edición de 2015 que logró un premio extraordinario de Bachillerato, al competir con los demás jóvenes en las tres pruebas clave.

Le encantan los idiomas desde pequeña: inglés y francés. "Las lenguas siempre me han gustado y no se me dan mal. También me gusta mucho leer y la música, de hecho he estado también estudiando en el conservatorio todos estos años", recuerda Martínez, que terminó Grado Medio, con la especialidad (o instrumento) de piano.

De momento, lo que menos le gusta o lo que más nervios le hace pasar es la parte oral de los exámenes. Para entrar en el doble grado que ahora cursa en Salamanca se presentó al examen de acceso de Traducción e Interpretación : "sí, es una prueba dura, y mientras realizas la parte oral en idiomas hay varios profesores que te miran y te graban para la supervisión".